La Guardia Civil ha intervenido 33 toneladas de hoja de tabaco y seis millones de cigarrillos falsificados en dos fábricas clandestinas situadas en las provincias de Madrid y Córdoba que gestionaba una organización criminal internacional.
Los agentes, en el marco de la operación Ganuz-Califa Duke 24, también han arrestado a 20 supuestos miembros de la banda y han liberado a once trabajadores de origen búlgaro que estaban encerrados en una de las fábricas.
Este es el balance de las últimas fases de la investigación -que continúa abierta- llevadas a cabo en los meses de marzo y abril por el departamento de investigación económica y anticorrupción de la Unidad Central Operativa (UCO), con la que se ha desarticulado este entramado dedicado a la fabricación y distribución de tabaco de contrabando.
Según ha informado la Dirección General de la Guardia Civil, las detenciones se han realizado en las localidades de Antequera (Málaga), Humanes (Madrid), Azuqueca de Henares (Guadalajara) y Montilla y Lucena (Córdoba).
Las fábricas, en las que se han practicado registros y han sido desmanteladas, estaban localizadas en Humanes y Lucena y contaban con instalaciones de gran tamaño y muy sofisticadas.
Ahí llevaban a cabo toda la cadena de producción ilícita, desde la picadura y el tratamiento de la hoja de tabaco hasta la composición, empaquetado y distribución de los cigarrillos.
Más allá de la zona de trabajo, ambas fábricas contaban con áreas en las que los trabajadores estaban forzados a vivir y de las que no podían salir durante toda su estancia en España.
En el registro de las instalaciones de Humanes los investigadores liberaron a once trabajadores de origen búlgaro que se encontraban encerrados en ellas.
La de Lucena, por su parte, estaba diseñada para evitar su acceso desde el exterior y dificultar su detección ya que solo se podía acceder a ella a través de una segunda nave aledaña que aparentaba albergar una actividad económica legal.
En la fábrica, a su vez, había un falso muro tras el cual habían construido un zulo en el que poder esconder a los trabajadores en caso de que fuesen sometidos a una inspección.
Entre ambas instalaciones, los agentes intervinieron 33 toneladas de hoja de tabaco y seis millones de cigarrillos falsificados, cuyo valor total asciende a cerca de 7,6 millones de euros.
Los cigarros, supuestamente destinados a su venta en el mercado negro en Portugal y Francia, simulaban ser de las principales marcas.
Sin embargo, destacan los investigadores, también encontraron, por primera vez en este tipo de operaciones, cajetillas con empaquetados genéricos.
En la fábrica de Lucena intervinieron además gran cantidad de alimentos no perecederos y de primera necesidad que la Guardia Civil entregó a Cáritas Diocesana de Córdoba.
La operación contó con la colaboración de las comandancias de Córdoba, Badajoz, Guadalajara y Madrid, así como de agencias europeas como Europol y OLAF y autoridades policiales de Ucrania y Bulgaria.