Josué y Pablo son dos niños de El Salvador. Han llegado este verano a Madrid para recibir tratamiento médido. Su historia es estremecedora, Josué perdió los huesos del cráneo, el oido y dos dedos de la mano en el incendio de la chabola en la que vivía. Pablo sufre paralisis cerebral por culpa de una negligencia médica en su país. Mensajeros de la Paz les ha devuelto la esperanza.
Josué no hablaba, no andaba, ni siquiera era capaz de sujetar la cabeza, cuando el padre Ángel lo trajo hace cuatro años a Madrid para darle atención médica. Tenía medio cuerpo quemado por un incendio en la chabalo donde vivía. Ha pasado por numerosas operaciones y le quedan otras cuantas, pero ahora habla, corre, juega al fútbol y se comporta como un niño normal lleno de esperanza.
Como él, más de 300 niños heridos o enfermos de países en conflicto se han beneficiado de la residencia la Casa de la Paz, un proyecto en el que se ocupan de todo: darles comida, alojamiento, tratamiento médico y apoyo psicológico.