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La Comunidad de Madrid va a iniciar un nuevo procedimiento sancionador contra los propietarios del Palacio del Canto del Pico de Torrelodones --donde murió Antonio Maura y que llegó a ser propiedad de Francisco Franco-- por el estado de abandono en que se encuentra este Bien de Interés Cultural (BIC).

Así lo ha indicado este miércoles el director general de Patrimonio Cultural y Oficina del Español, Bartolomé González Jiménez, durante su comparecencia ante la Comisión de Cultura de la Asamblea de Madrid, donde ha recordado que las sanciones pueden alcanzar "los 60.000 euros como mínimo".

González Jiménez ha explicado que desde su departamento se realizará una nueva visita al lugar y se revisará el catálogo de bienes protegidos que debería contener el inmueble "para ver dónde están".

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Asimismo, ha explicado que la Comunidad convocará a los dos propietarios del Canto del Pico, que actualmente "están enfrentados", ha explicado, para que detallen sus intenciones respecto a este bien del que son titulares.

"Desde la Dirección General vamos a tratar esa falta de actividad que tienen y vamos a iniciar un procedimiento sancionador por vía administrativa", ha añadido.

MONUMENTO HISTÓRICO ARTÍSTICO

El Palacio del Canto del Pico fue construido en 1920 por José María del Palacio y Abárzuza, tercer conde de Las Almenas, constituyendo un edificio singular al reunir elementos decorativos de gran valor artístico y arqueológico, pero dispares en estilos y procedencias, por lo que en 1930 fue declarado Monumento Histórico Artístico.

En sus estancias falleció, en diciembre de 1925, el que fuera presidente del Gobierno bajo el reinado de Alfonso XIII Antonio Maura.

Durante la guerra civil fue cuartel general del Estado Mayor del Ejército del Centro de la España republicana y desde él el ministro de Defensa, Indalecio Prieto, junto al general Miaja y el general Vicente Rojo, jefe del Estado Mayor Central, dirigieron la batalla de Brunete en julio de 1937.

A su muerte, 1940, el Conde de las Almenas legó este edificio a Francisco Franco.

Años más tarde, y tras la muerte del dictador, la propiedad fue enajenada, siguiendo en manos privadas hasta ahora.