Las cigüeñas se han convertido en avifauna habitual de muchas localidades y de manera ininterrumpida todo el año. Algunas siguen migrando a África pero muchas han encontrado en los vertederos y en los edificios y estructuras urbanas un hábitat ideal.
Una pionera de las estancias permanentes en Madrid fue la cigüeña María de Las Rozas. En los años 50 del siglo XX este ave llegó siendo poco más que un cigoñino a la localidad y decidió quedarse. No le quedó otro remedio. Tenía un ala rota. Se hizo querer por los vecinos que la cuidaban y ella se dejó querer.
María hacia la ronda diaria por las calles, caminando, y de vez en cuando recibía de los comercios algún regalo para llenar el buche. Su nido estaba en un taller industrial y los trabajadores se encargaban de que estuviera cómoda y limpia.
Y así fue todo durante cinco años. Hasta que un día apareció muerta, tal vez atropellada por un coche. El hecho causó gran pena entre los vecinos acostumbrados a ver pasear a María por el pueblo.
Del hondo recuerdo dejado por María en Las Rozas surgió la idea de que formara parte de las señas de identidad municipal. En los años 90 la cigüeña pasó a figurar en la bandera de la localidad. El escudo de Las Rozas lleva desde 2010 oficialmente a la cigüeña, que comparte el emblema con una encina y el Canal de Carlos III.
María está en los membretes de los documentos, en las comunicaciones oficiales, en la identidad corporativa...Una escuela infantil y una plaza de Las Rozas llevan además el nombre de la cigüeña María.