Desapareció un 19 de agosto sin dejar ni un mensaje, ni una pequeña indicación. Nada. Su última imagen, captada por una cámara de seguridad, la sitúa caminando por la calle Jacinto González de Navalcarnero. Y ahí se pierde su rastro.
Desde entonces, la familia de Isabel del Castillo ha emprendido de forma incansable una búsqueda sin precedentes. Con anuncios y llamadas a la solidaridad constantes a través de las redes sociales, batidas por el centro de Madrid, octavillas con la fotografía de Isabel e intervenciones en medios de comunicación.
Este mismo domingo habrá otra batida, a las 10 horas, desde la Glorieta de Manuel Becerra.
Su hija, Patricia, incluso ha colgado en su cuenta de TikTok un mensaje pidiendo ayuda. Para llegar a todos los estratos, a todas las personas, sean de la edad que sean. "Si alguien cree que puede ayudarnos para poder localizarla, que se ponga en contacto con nosotros":
Sus sobrinas, Mónica y Aroa, recuerdan todos los días la importancia de fijarse en quiénes nos rodean, ya que tal vez no sepa dónde está ni tan siquiera quién es. Porque Isabel, a sus 57 años, sufre principio de Alzheimer. Sí, esa terrible y demoledora enfermedad que arrasa con los recuerdos y la identidad de una persona.
Esta enfermedad, asegura Mónica, puede haberle confundido. Tal vez se haya dirigido a alguno de los restaurantes que regentaba, en el centro de Madrid, o al lugar en donde vivió tantos años, Móstoles.
La familia ha pedido a los taxistas que estén atentos. Puede que Isabel haya pedido alguno de estos vehículos para desplazarse.
Dos ojos ven mucho. Millones de ojos ven mucho más. Por eso, la familia de Isabel pide la ayuda de todos. Pide que nos fijemos en quién tenemos cerca, y ante la primer indicio de que pudiera ser Isabel, llamar a la policía y a sus familiares.