La movilidad en patinete en Madrid, objeto de investigación
El propio y compartido ha reducido nuestros desplazamientos a pie por la ciudad
Proponen una combinación entre diferentes medios, con tarifa única, para que sean más útiles
REDACCIÓN
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) han analizado el perfil de los usuarios de los patinetes en la capital y el modo en que los utilizan evaluando la influencia en la movilidad de las ciudades.
De entrada dos conclusiones, la seguridad y la aversión al riesgo son los dos factores que más influyen para no utilizar los patinetes compartidos.
En Madrid existen más de 6.000 patinetes compartidos en funcionamiento, explican los investigadores de la UPM, de tres empresas diferentes. A ello hay que sumar todos los que se usan de manera individual.
Los autores del trabajo se han preguntado ¿qué tipo de personas son las que utilizan este nuevo medio de transporte?, ¿hay diferencias de uso entre los patinetes compartidos y los propios?, ¿cómo están influyendo en la movilidad en la ciudad de Madrid?.
Las respuestas las tiene un equipo del Centro de Investigación del Transporte (TRANSyT) de la ETSI Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
Los perfiles cambian según sea el uso compartido o individual. En el primer caso, los usuarios suelen ser jóvenes, gente con mayor nivel adquisitivo y personas que viven en barrios del interior de la ciudad. Los patinetes de uso individual, por su parte, suelen ser utilizados por adultos con un menor nivel de ingresos y que viven más alejados del centro.
“Nuestros hallazgos sugieren que, en su mayoría, los patinetes compartidos se utilizan para reemplazar desplazamientos a pie de larga distancia, planteando interrogantes sobre su contribución real a la movilidad sostenible. Si bien esta tendencia puede beneficiar a muchos usuarios al reducir sus tiempos de desplazamiento, también reduce los beneficios de caminar”, explican, matizando que no está tan claro que sustituyan aquellos desplazamientos en coche.
“Si bien es cierto que se observa cierta complementariedad entre el patinete compartido y el transporte público, la opción del viaje puerta a puerta en patinete compartido es la mayoritaria. Por tanto, es esencial abordar la movilidad multimodal mediante políticas que promuevan la integración entre el transporte público y la micromovilidad, especialmente en las zonas de menos densidad con mayor dependencia de los coches, donde el transporte público no está próximo a nuestro lugar de destino o de partida”.
¿Y en cuanto a los momentos y horarios en los que se utilizan? Los investigadores señalan que el uso de los patinetes compartidos está aún muy enfocado al ocio o a momentos en los que la oferta de transporte público es baja (fines de semana, últimas horas de la tarde o períodos nocturnos).
Además, la investigación también sugiere que las personas que poseen patinete propio también prefieren los vehículos de propiedad privada a utilizar el transporte público.
Para los autores de este estudio, datos como estos ponen de manifiesto la necesidad de una mayor colaboración e integración entre el transporte público y la micromovilidad, como primera y última etapa del viaje, con el fin de aumentar los viajes multimodales más largos con transporte público en la movilidad cotidiana.
INTEGRACIÓN Y SOSTENIBILIDAD
“Por ejemplo, podrían establecerse tarifas únicas para los viajes combinados, diseñar infraestructuras físicas para la combinación de diferentes modos de transporte, o integrar diferentes modos de transporte en un solo servicio para satisfacer las necesidades de movilidad", apuntan.
La idea es aumentar el atractivo y la eficiencia del transporte público y se podría sustituir a otros vehículos privados de combustible fósil para los desplazamientos al trabajo, contribuyendo así al bienestar social”, explican.
Pero, ¿qué es lo que lleva a quienes no usan esta forma de movilidad a rechazarla?. Los datos que han barajado los investigadores son muy claros, la mayor preocupación de los no usuarios de los patinetes compartidos, especialmente mujeres y personas mayores, son los factores de seguridad y la aversión al riesgo.
“Unas medidas adecuadas para mejorar la percepción de la seguridad, como el diseño y la planificación de una infraestructura adecuada para los patinetes (junto con las bicicletas) o la provisión de aparcamientos para la movilidad compartida, podrían garantizar una movilidad urbana inclusiva y segura y atraer a nuevas personas a estos vehículos”, concluyen los investigadores.