Una investigación de ecólogos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) destaca que la conservación de las abejas es clave para la agricultura a pequeña escala y para fortalecer la resiliencia de los ecosistemas
Las abejas silvestres juegan un papel esencial en la producción hortícola a pequeña escala, además de desempeñar un rol crucial en el mantenimiento de los ecosistemas y su diversidad.
En una reciente investigación llevada a cabo en fincas hortícolas ubicadas en el norte de Madrid, investigadores del Departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) han analizado la importancia del manejo agrícola y del paisaje circundante en la diversidad de abejas silvestres encontradas.
MÁS DE 100 ESPECIES DE ABEJAS
Durante la temporada de floración de las plantas hortícolas, los científicos identificaron más de cien especies de abejas silvestres en el área. Asimismo, encontraron que la composición del paisaje es determinante para la comunidad de abejas.
“Las áreas que tienen una mayor influencia sobre las abejas son la combinación de zonas con escasa vegetación y áreas arboladas, las cuales parecen ofrecer sitios de anidación y recursos esenciales para los polinizadores”, detallan los autores.
Para comprender mejor la complejidad del sistema y la realidad del sector hortícola, los investigadores entrevistaron a agricultores con el fin de identificar las prácticas agroecológicas que implementan en sus fincas y su efecto en la biodiversidad.
Las prácticas más comunes entre los entrevistados incluyen el control de malezas, el uso de fertilizantes naturales, el control de plagas con varios métodos y la diversificación de cultivos.
PRODUCCIÓN Y PAISAJE
Estos hallazgos destacan cómo la producción hortícola a pequeña escala puede incentivar la diversidad del paisaje, lo que beneficia no solo a la polinización y a la conservación de las abejas silvestres, sino también el potencial de distintos servicios ecosistémicos.
“Al implementar prácticas agroecológicas en las fincas hortícolas y promover hábitats naturales en los alrededores, nuestras comunidades pueden contribuir significativamente a la sostenibilidad y a la productividad a largo plazo de los ecosistemas”, destacan los autores.
“Nuestros resultados —concluyen— ofrecen datos empíricos sobre la importancia de la gestión del paisaje para potenciar la biodiversidad local de las explotaciones hortícolas y mantener su producción y estabilidad a largo plazo. De esta manera, se contribuye al bienestar tanto de los agricultores como del entorno natural que nos rodea”.