"Eventos sociales organizados en la comodidad del hogar, donde un grupo de amigos o conocidos se reúne para recibir inyecciones de Botox". De esta manera aparentemente inofensiva se anuncian las conocidas como 'Bótox Party' (fiestas de bótox) a través de las redes sociales.
Organizar una de estas "fiestas" es tan sencillo como reunir a un grupo de amigos interesados en recibir un tratamiento de bótox, enviar un correo electrónico y realizar un ingreso previo en concepto de "reserva".
Esta práctica, que comenzó a ponerse de moda en Estados Unidos y Londres, ha llegado ya a Madrid.
Los organizadores de las 'Bótox Party' afirman que se trata de una experiencia divertida y económica en la que puedes socializar con tus amigos en un ambiente íntimo mientras recibes un tratamiento estético a un precio mucho más bajo que en una clínica.
Nada más lejos de la realidad. Los expertos advierten de los serios peligros que conllevan estas prácticas que, además son ilegales.
En este senito, recuerdan que cualquier tratamiento médico-estético ha de ser llevado a cabo en un centro médico que haya sido registrado en Sanidad para tal fin.
Las 'Bótox Party' se escudan en la rebaja económica que conlleva la antihigiénica práctica de compartir ampollas de toxina entre varios invitados.
Estas fiestas se realizan sin los mínimos estándares de higiene y además, carecen de un equipo y material médico realmente preparado para emergencias.
Por no hablar de que al tratarse de una 'party' (fiesta), en muchas ocasiones tanto "pacientes" como los supuestos sanitarios que llevan a cabo la intervención pueden estar bajo los efectos del alcohol, lo cual incrementa el nivel de riesgo.
Por ello, conviene recordar que la salud no tiene precio y que cualquier médico estético debe contar con la carrera de medicina, estar inscrito en colegio de médicos de su comunidad autónoma y tener un máster de especialización en Medicina estética.