Mucho se ha escrito sobre las tapas de Madrid y su origen, desde el plato puesto sobre la jarra de vino para evitar que nada cayera dentro al conocido dicho "que no te la den con queso".
En esta ocasión aportamos dos nuevas anécdotas históricas que pueden contribuir si no a aclarar el origen de las tapas por lo menos a abundar en el acervo popular de la gastronomía española.
Cuenta Ángel Sánchez Crespo en su genial obra '101 curiosidades de la historia de Madrid' que la primera alusión a la tapa se remonta a los tiempos de Alfonso X 'El Sabio'. El rey aquejado de una enfermedad que no se explica en los textos del siglo XIII se recuperó gracias a los consejos de su médico...y al vino.
El galeno recomendó al 'Sabio' que acompañara la ingesta de las dosis de vino con algo de comida. Sea cual fuera la dolencia, lo cierto es que el rey sanó y decidió que a partir de ese momento siempre que se sirviera vino se proporcionará algo de alimento sólido.
Pero para hablar de 'tapa' como tal tenemos que viajar hasta el siglo XX aunque sea otro Alfonso el protagonista de la situación. En este caso se trata de Alfonso XIII y estamos en Cádiz.
Allí el bisabuelo del rey Felipe VI gustaba de acudir al Ventorillo de El Chato un establecimiento que aún existe. En cierta ocasión una ráfaga de aire levantó una nube de arena y el camarero colocó lonchas de jamón serrano para tapar las copas del rey y su séquito.
La loncha hizo su trabajo y no entró nada en las copas. No sabemos si después de eso se pudieron o no comer el jamón pero lo que sí sabemos, porque lo cuenta Sánchez Crespo, es que el rey y su grupo pidieron más vinos con 'tapas'.
La anécdota parece que se convirtió en costumbre y de las costas andaluzas viajo al interior mesetario para acabar arraigando en Madrid.