Vehículo de la Policía Nacional | EUROPA PRESS
(Actualizado

Liberadas 10 mujeres y desarticulada una organización que las prostituía en polígonos industriales de Madrid. La información de la Policía Nacional llega precisamente en el Día mundial contra la Trata de Personas, que tiene lugar este 30 de julio. Hay cinco detenidos -dos en Madrid y tres en Getafe-, incluido el líder de la organización, quienes se encargaban de explotar sexualmente a las mujeres, una de ellas a pesar de padecer una discapacidad psíquica.

El grupo, de origen rumano, utilizaba el método conocido como “lover boy” para captar a mujeres de su misma nacionalidad y trasladarlas a España, Bélgica y Reino Unido. Entre los arrestados está el líder de la organización, que fue interceptado en el aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas cuando pretendía viajar a Reino Unido para ampliar su actividad en aquel país.

La investigación se inició gracias a la colaboración entre la Policía Nacional y una ONG especializada en la trata de seres humanos que permitió la localización e identificación de un grupo criminal dedicado a la explotación sexual de mujeres captadas mediante el método conocido como “lover boy”. Éste método consiste en el establecimiento de una relación sentimental entre una mujer y un proxeneta, que simula ser un novio que se preocupa y protege a su pareja. De esta manera, y aprovechando el vínculo emocional generado, el proxeneta embauca a la mujer para hacer todo lo que él desea, incluyendo el ejercicio de la prostitución en otro país.

La organización criminal desarticulada, que tenía su sede principal de operaciones en Madrid, captaba a las mujeres en Rumanía y las trasladaba a España, Bélgica y Reino Unido, donde las obligaban a ejercer la prostitución. En España, la explotación de las mujeres se producía en las calles de los polígonos industriales de Marconi y Vicálvaro, en la ciudad de Madrid.

Las mujeres eran prostituidas en condiciones higiénicas deplorables, con grave riesgo de contagio y transmisión de enfermedades sexuales en plena crisis sanitaria generada por el Covid-19. Eran coaccionadas e intimidadas por los explotadores, sufrían agresiones físicas, castigos corporales y amenazas de muerte, y habían asimilado la idea de que la única alternativa para su subsistencia era el ejercicio de la prostitución. Los proxenetas, carentes de escrúpulos, no dudaron en prostituir a una de las mujeres a pesar de su discapacidad psíquica.

Obligadas a trabajar desnudas y con una deuda inalcanzable

La organización ejercía un férreo control sobre las mujeres. Limitaba sus contactos sociales a los creados con los clientes o con otras víctimas y obligaba a algunas de ellas a trabajar completamente desnudas. Diariamente entregaban el dinero ganado a los proxenetas, con los que habían adquirido una deuda derivada de los gastos del viaje, hospedaje, manutención, vestimenta y cuidados médicos, entre otros, que era imposible de saldar.

Los proxenetas trataban a las mujeres como esclavas, como simples mercancías que podían vender, prestar o alquilar para obtener un beneficio, habiendo constatado los agentes el plan de venta de una de las mujeres a otro grupo criminal. Mantenían un alto nivel de vida, con el manejo de importantes cantidades de dinero, coches de alta gama, consumo de drogas y alcohol, y todo ello sin contar con trabajos remunerados en España o haber cotizado a la Seguridad Social. Se mostraban con gran ostentación en las redes sociales y se sentían impunes ante la ley, hasta tal extremo que el líder de la organización, que carece de carnet de conducir, tenía a su nombre varios vehículos con los que trasladaba personalmente a las mujeres de un polígono industrial a otro.

Durante la operación policial se han llevado a cabo tres registros domiciliarios en Madrid y Getafe en los que se ha intervenido 3.000 euros en efectivo, diversos dispositivos informáticos y teléfonos móviles, un arma blanca simulada en una tarjeta de crédito y documentación de interés relativa a los hechos investigados.