Restos de la mina de agua romana hallada en el Parque Eugenia de Montijo de Carabanchel | CHYP
(Actualizado

Entre enero y mayo de este 2022 los arqueólogos se afanaron por descubrir y documentar todo lo que pudieran en los terrenos de la antigua cárcel de Carabanchel y en el cercano entorno del Parque Eugenia de Montijo.

Curiosamente, los investigadores trataban de excavar para conocer mejor un tiempo pasado y el tiempo era lo que corría en su contra, porque una vez concluyera su trabajo todo volvería a ser sepultado bajo montones de tierra. La intervención arqueológica ha sido dirigida por Rosa María Domínguez y Luis Hernández.

Las excavaciones realizadas durante la construcción del metro ya permitieron encontrar una mina o viaje de agua de la época romana, el primer ejemplo que se documenta en la Comunidad de Madrid.

Fin al sueño de recuperar la historia romana de Carabanchel

Los viajes de agua están sujetos a la protección prevista para los Bienes de Interés Patrimonial (BIP), de acuerdo con la Ley 3/2013 de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, además de contar con la protección de yacimiento arqueológico documentado.

La directora general de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, Elena Hernando, ha explicado que la mina es un sistema subterráneo de captación y de transporte de agua.

"Con los datos actuales no se puede asegurar el momento de la construcción de esta infraestructura, que será amortizada y reutilizada como vertedero a partir de la segunda mitad del siglo IV después de Cristo, en la época tardorromana", ha indicado Hernando.

Una ciudad romana bajo la antigua cárcel de Carabanchel

En los alrededores hay un poblamiento de época romana imperial, pero situado a cotas superiores, por lo que parece poco probable que este acueducto se construyera para su abastecimiento.

"No se ha podido documentar la morfología completa de la mina, ya que no se ha alcanzado su base", ha apuntado la directora general, quien ha precisado que en los puntos desde donde se puede acceder se observa que está prácticamente colmatada por sedimentos procedentes de los desprendimientos del techo y las paredes.

La Dirección General de Patrimonio Cultural ha establecido, en una resolución, la presentación de un proyecto de construcción del viario que sea compatible con la conservación del acueducto romano, dada la protección patrimonial con la que cuenta.

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Desde la asociación Carabanchel Historia y Patrimonio lamentan que la conservación se limite a documentar y volver a tapar lo hallado, lo que dificulta una posterior investigación más detallada de los restos. Eso siempre y cuando, se advierte, las obras de urbanización no acaben afectando al yacimiento.

Cree esta asociación que esa parte de la historia del distrito y de Madrid merece mejor consideración y conservación. De hecho, para este entorno carabanchelero existe una propuesta desde 2021 para declararlo Bien de Interés Cultural.

Más de 600 años de historia

Los resultados de la excavación han puesto de manifiesto una secuencia de ocupación del sitio que arranca en época carpetana, tiene continuidad en época romana bajo imperial y tardorromana, para volver a tener actividad siglos después, en la época Moderna y Contemporánea.

De la fase de ocupación de la segunda Edad de Hierro se documenta, bajo los niveles de un vertedero de época romana bajoimperial, una secuencia de época carpetana con materiales cerámicos fechados entre los siglos IV y II a.C.

Riesgo de expolio en el yacimiento arqueológico de Carabanchel

La época romana es la que presenta mayor interés. En un primer momento, entre finales del siglo II-siglo III se produce la amortización de una serie de zanjas, presumiblemente relacionadas con el drenaje de la zona.

A este momento se asocia también el vertedero que se desarrolla sobre los restos del arruinado poblamiento de la segunda Edad del Hierro. El segundo momento, de mediados del siglo IV-principios del V, corresponde a la amortización de los pozos de ataque, la mina de agua identificada y las estructuras auxiliares correspondientes, y una zona de ocupación muy arrasada localizada en las inmediaciones del tercer pozo de ataque caracterizada por restos de un muro, una zona de combustión y de derrumbe de tejas.

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En época Moderna/Contemporánea (siglos XVIII-XIX) se documenta un estrato orgánico asociado a zonas de explotación agraria, así como de pozos y minas de agua relacionadas con la captación y distribución de agua; un posible estanque y una alineación de alcorques que marcan el trayecto del camino arbolado que conducía desde la Quinta de los Condes de Miranda, luego de la emperatriz Eugenia de Montijo, a la Iglesia de Santa María La Antigua.