La Comunidad de Madrid ha duplicado la población de buitre negro en doce años, pasando de 104 parejas que anidaron en 2012 a más de 250 a lo largo de este año. El cuidado de los espacios, la aportación de alimentación suplementaria, la vigilancia de sus posibles amenazas y, sobre todo, la recuperación de las crías que caen del nido, han sido fundamentales para este incremento.
Esta primavera, dos pollos fueron localizados por los Agentes Forestales y llevados al Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS). Esta misma semana -con siete meses de edad y capacidad para ser autónomos-, han sido liberados en la finca Término de El Paular.
Este lugar es un auténtico reservorio y refugio de fauna, que fue adquirido por el Ejecutivo autonómico en octubre de 2023 euros, con la intención de incluirlo en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama (PNSG).
Situado en el municipio de Rascafría, forma parte de la Zona Periférica de Protección del Parque. Si se suma a dos montes públicos colindantes y al conocido como Cabeza de Hierro, que gestiona el Organismo Autónomo de Parques Nacionales, permitiría ampliar cerca del 12% la superficie total del PNSG, y el 14% de la vertiente madrileña.
Los buitres negros alcanzan una longitud de 280 centímetros con las alas abiertas. Se trata de una de las especies más amenazadas de Europa y se localiza en la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) del Alto Lozoya -donde se encuentra la cuarta mayor colonia española- y en la ZEPA Encinares del río Alberche y río Cofio.
Al contrario que otros buitres como el leonado, que se instala en rocas, el negro elige pinos alejados de núcleos urbanos y con poco tránsito de personas.