“Madrid, gracias por tres noches fantásticas”, Springsteen llegó, cantó y triunfó
9 horas de conciertos y tres noches en que Madrid vibró al ritmo de 'the Boss'
C.M.T.
Nueve horas de concierto. Tres noches que los madrileños recordarán para siempre. Y Bruce Springsteen también, porque es difícil que encuentre en el resto de su gira un público más entregado que el que ha abarrotado grada y pista del estadio Metropolitano los días 12, 14 y 17 de junio.
Una noche más, y van tres, el cantante de Nueva Jersey lo dio todo. Disfrutó e hizo disfrutar. “Hola Madrid”, dijo, nada más saltar al escenario. Y Madrid rugió.
Madrid tenía ganas de Springsteen tras ocho años sin visitas. Para compensar, 'el jefe' ha entregado a la ciudad nueve horas del mejor Springsteen. Ese por el que no pasan los años. Ese que cuando se sube al escenario vuelve a tener veinte años. Y una energía que no se agota.
9 horas de conciertos y tres setlist diferentes. Springsteen soltó todo su chorro de voz rota en el último concierto en Madrid. Si el Metropolitano ha sido capaz de aguantar los tres conciertos del Boss sin caerse, ya aguanta lo que le echen.
En la época del reggaeton y el AutoTune, pocos quedan ya como Springsteen, capaz de encender las luces del estadio y llevar a su público al máximo. Sin apenas luces, sin bailarines. Sólo música. Música en estado puro. Puro rock. Un cantante, una banda y tú.
Arropado por una E Street Band que disfruta al máximo, como él, en cada concierto, Springsteen volvió a demostrar por qué es ‘el jefe’. De nuevo el Metropolitano vibró (y casi se viene abajo) con ‘Born to Run’, ‘Thunder Road’, ‘Badlands’, ‘Wrecking Ball’ y se movió a ritmo de ‘Nighshift’, la cover del hit de The Commodores que no deja a nadie sentado en la grada. Con ‘Because The Night’ el estadio llegó al paroxismo.
El Metropolitano se iluminó con miles de luces blancas con ‘Trapped’ y lloró de emoción con ‘The River’, con un final que la garganta de Springsteen alargó hasta casi lo imposible mientras la emoción era tan física que se podía palpar y el propio Boss soltaba una lagrimita.
Springsteen manejó a su antojo a un público que, sabrá o no inglés, pero se conocía todas sus letras y fue el mejor corista de Springsteen en temas como ‘Hungry Heart’ o el rockero ‘Working on a Highway’.
"Fantástico", "gracias Madrid, os queremos", agradeció el cantante de Nueva Jersey, en su peculiar español, antes de coger la guitarra para uno de los momentos más intimistas y cargados de emoción de la noche, con ‘The Last Man Standing’, tema homenaje a los compañeros de su primera banda, ‘The Castiles’, ya desaparecidos.
Una noche más, regaló armónicas y púas de guitarra a los primeros de la fila. Movió al público a su antojo y volvió a demostrar que le gusta lo que hace, que es el hombre más feliz del mundo sobre un escenario. Y lo transmite.
Con cada nuevo tema el estadio vibró más y más. Madrid rugió con ‘I’m on fire’, con ‘Cover Me’, con ‘Dancing In The Dark’. Con los primeros acordes de ‘Born in the USA’ la energía compartida llegó al máximo. Nadie se quedó sentado.
El Boss desgranó una de las mejores selecciones de su repertorio. ‘Letter To You’, ‘The Promised Land’, ‘She’s The One’. Las emociones iban y venían y el Metropolitano latía al ritmo de Springsteen. Es posible que el hormigón de sus gradas continúe retumbando durante mucho tiempo. Springsteen llegó a Madrid, cantó y triunfó.