Madrid, la capital europea con mayor diferencia térmica entre el centro y la periferia
La variación es de 8,5 grados, según un estudio entre seis de las principales ciudades del mundo
La investigación se ha basado en la Inteligencia Artificial e imágenes por satélite para cartografiar los focos de calor más extremos de los 150 kilómetros cuadrados de los centros urbanos de las ciudades
Madrid es la capital de Europa, de las seis principales ciudades del mundo, que presenta una mayor diferencia térmica entre el centro urbano y sus alrededores: 8,5 grados, según el estudio 'Urban Heat Snapshot' de Arup.
El Cairo, Londres, Los Ángeles, Madrid, Bombay y Nueva York han sido las urbes incluidas en este estudio, que se ha basado en la Inteligencia Artificial (IA) e imágenes por satélite para cartografiar los focos de calor más extremos de los 150 kilómetros cuadrados de los centros urbanos de las ciudades.
Según han especificado en una nota de prensa la multinacional, Arup ha utilizado su herramienta de análisis digital 'UHeat' para conocer las diferencias de temperatura del aire entre barrios en el día más caluroso de cada ciudad en 2022, registrando variaciones pico de hasta 8,5 grados más altas entre las zonas urbanas consolidadas y las menos urbanizadas en Madrid; en Bombay hay una diferencia de 7 grados, y en Nueva York y Londres se registran picos de 4,5 grados.
El efecto de la vegetación se percibe incluso en el corazón de las ciudades, donde se observaron grandes oscilaciones entre las temperaturas: en el centro urbano de Madrid, el calor era casi 8 °C más intenso que en la Casa de Campo, con un 72 % de vegetación, situado a poca distancia.
También destacan el problema de las islas de calor durante la noche, cuando "la energía térmica retenida por los materiales de construcción, como el cemento, durante el día se libera en la atmósfera".
Las altas temperaturas nocturnas provocan problemas en la salud, incluyendo problemas para conciliar el sueño incrementando el estrés, e impacta, sobre todo, a niños y ancianos.
De hecho, apuntan que en la zona estudiada en Madrid se detectaron 313.000 ancianos (mayores de 65 años) y 178.000 niños (menores de 15 años) vivían en un "punto caliente", con picos de calor de 7º C o más, en comparación con otras zonas periféricas menos urbanizadas.
"Sin darnos cuenta, hemos diseñado muchas de nuestras ciudades para que sean calurosas. Hemos excluido la naturaleza, hemos hormigonado nuestras calles, hemos construido edificios que obstruyen los canales naturales de ventilación en las ciudades", ha destacado la directora de servicios de clima y sostenibilidad de Arup en Europa.
Así, ha asegurado que el reto del urbanismo es "pensar de forma creativa" cómo desplegar el potencial de la naturaleza de "forma estratégica y equitativa" en las ciudades.
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