Mbayé adoraba el fútbol y de hecho jugaba como delantero en equipos improvisados que se unían para disputar partidos en Lavapiés. Su sueño era, más que marcar, entrenar a los chavales del barrio.
Jugadores y entrenadores del barrio le recuerdan como una persona alegre, al que le gustaba transmitir los valores de este deporte.