(Actualizado

Tres chicas de 18 años han muerto esta madrugada y otras dos se encuentran en estado crítico al verse envueltas en una avalancha provocada por el lanzamiento de una bengala durante una fiesta de Halloween que se celebraba en el recinto Madrid Arena de la Casa de Campo.

La empresa organizadora del "Thriller Music Park", Diviertt S.L, ha confirmado que la bengala fue lanzada en uno de los nueve vomitorios de acceso al recinto, lo que provocó el pánico y la consiguiente "estampida".

De acuerdo con la Jefatura Superior de Policía, además de una bengala parece que se tiraron varios petardos, cuyas detonaciones pudieron hacer creer a los asistentes que se trataba de disparos.

El vicealcalde de Madrid, Miguel Ángel Villanueva, ha explicado que la empresa municipal "Madrid Espacios y Congresos" había alquilado las instalaciones para la fiesta, que, según ha subrayado, cumplía todos los requisitos legales y técnicos para su celebración.

Villanueva ha precisado que, a tenor de la información facilitada por la empresa, se vendieron 9.650 entradas de las 10.600 disponibles, y ha añadido el Ayuntamiento abrirá una investigación para esclarecer los hechos.

También la Policía ha abierto una investigación, mientras que de las diligencias se ha hecho cargo el titular del Juzgado de Instrucción número 51 de Madrid, tras proceder al levantamiento de los cadáveres.

Fuentes de la investigación han confirmado que las tres fallecidas son Katia Esteban Casielles, nacida el 4 de octubre de 1994 en Madrid; Rocío Oña Pineda, nacida el 14 de julio de 1994 en Madrid, y Cristina Arce de la Fuente, nacida el 13 de marzo de 1994.

Las dos heridas están hospitalizadas en estado crítico; María Teresa Alonso, en la Fundación Jiménez Díaz, y una menor de 17 años que ha tenido que ser identificada por uno de sus hermanos, ya que sus padres se encuentran estos días fuera de Madrid, en el Doce de Octubre.

Fuentes de la investigación han precisado que la Policía comenzó a recibir llamadas procedentes del interior del recinto hacia las 4.30 horas, alertando de una avalancha en el local.

UNA BENGALA PODRÍA SER LA CAUSA

Al llegar al lugar, los agentes comprobaron que alguien había lanzado una bengala en un pasillo que comunica la pista con las escaleras de acceso a una planta superior, y debido a la estampida producida a continuación se produjeron tres víctimas mortales por aplastamiento y dos heridas muy graves.

La Policía precedió entonces a desalojar "con total normalidad, aunque muy lentamente" el Madrid Arena, que no quedó totalmente vacío hasta las 6:50 horas.

Fernando Prados, jefe de servicio del SAMUR, ha declarado a la prensa a las puertas del recinto que las cinco víctimas se encontraban en un pasillo del Madrid Arena cuando ocurrió la tragedia, aunque después fueron trasladadas a distintas zonas del local e incluso al exterior del mismo para ser atendidas.

Isabel Aparicio, de 21, que esta madrugada ha participado en la fiesta, se ha mostrado convencida de que se superaba el aforo y ha afirmado que el pasillo en el que se arrojó la bengala que provocó el pánico "estaba lleno de gente y era difícil moverse con normalidad".

Isabel supo que algo había ocurrido cuando vio a un grupo que intentaba salir corriendo del recinto y después observó que sacaban en brazos a una joven "que parecía desmayada". Al poco notó que olía a pólvora "como si hubieran estallado un petardo".

Tanto Isabel como su hermana Ana Aparicio, de 18 años, que también estuvo en el Madrid Arena, aseguran que en el interior del recinto había menores y que en ningún momento les pidieron el DNI ni les registraron antes de entrar.

La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, que ha decretado luto oficial para mañana en la capital, ha manifestado su pésame a las familias de las fallecidas y ha dicho que estará al lado de las de las otras dos heridas graves.

"COLARSE" EN LOCALES DE OCIO, META "FÁCIL" PARA LOS MENORES

La tragedia de Halloween que ha conmocionado esta madrugada Madrid ha sacado a la luz, una vez más, las ilegalidades que pueden llegar a cometerse durante la noche en los locales de ocio de jóvenes, donde acuden algunos menores de edad que intentan, y consiguen, como se ha visto hoy desgraciadamente, "colarse".

Los menores de 18 años saben bien que hay varias fórmulas que funcionan para entrar en una discoteca sin la edad mínima requerida, tal y como han explicado a Efe un chico y una chica que acaban de llegar a la mayoría de edad.

Por contra, los expertos en seguridad han defendido la existencia de "un protocolo" que puede evitarlo.

Ignacio R.A., que tiene cierta experiencia en estas prácticas, asegura que hay "varias fórmulas", que van desde la más burda -"saltarse la valla cuando 'el puertas' está distraído"- hasta algunas más sofisticadas que requieren pericia de falsificador de fechas y que, dice, son más seguras pero también más complicadas.

En general, según este joven que acaba de cumplir los 18 años, entre las formas más habituales de entrar en las discotecas está la conocida como "botella", que no es otra que formar un grupo grande de mayores y menores de edad mezclados y, si hace falta, "pagar un poco más, para que te dejen pasar sin mirar mucho".

La más utilizada, sin embargo, es la de pasar con un Documento Nacional de Identidad de un amigo mayor de edad.

En este caso recomienda lo siguiente: "Primero, que el colega se parezca un poco a ti y, aún más importante, aprenderse los datos del carné con el que vas a entrar. Porque 'flipas' si te preguntan dónde vives o cómo se llaman tus padres... y ¡te quedas en blanco!".

"Si superas la prueba -agrega- te ponen un sello en la mano y como ya puedes salir del recinto, pues sales, devuelves el carné a su dueño y pasa tu amigo también. ¡Es fácil!".

Marina S.S. que también acaba de estrenar los 18 años, corrobora puntualmente las declaraciones de Ignacio pero agrega que hay una treta más sofisticada que consiste en "modificar con arte" la fecha de nacimiento en el propio carné de identidad.

"Basta con colocar típex encima de la fecha de nacimiento, rascar un poco y cambiar sobre la mancha los números", agrega.

Además, si "los puertas" piden la documentación, es muy sencillo convencerles con excusas, especialmente los días en los que no hay mucha gente, coinciden ambos.

Todos estos "trucos" se pueden venir abajo con una seguridad competente, tal y como han destacado a Efe dos expertos en vigilancia -prefieren no dar sus nombres ni los de sus empresas- en lugares de gran afluencia.

Los vigilantes son los únicos que deben controlar a las personas que entran desde el punto de vista de la seguridad, por lo que son los que deben evitar la entrada de armas o cualquier objeto punzante.

Para una buena labor, estos profesionales deben situarse en los primeros accesos y calcular que haya uno por cada cien personas de público.

Después, deben cachear y registrar bolsos y mochilas en pocos segundos, asegurarse de que las puertas de emergencia están abiertas y de que entre escenario y público haya un pasillo de seguridad.

Preguntados por cómo evitar la entrada de petardos o bengalas, estos expertos han reconocido que se pueden "esconder en cualquier sitio" y que "es complicado" evitarlo.

Estos profesionales han asegurado que el tema de la mayoría de edad de los asistentes puede ser controlado por otro tipo de personal contratado.

Como en todo, estos profesionales han subrayado que la seguridad "cuesta dinero" y que, contar con medidas tecnológicas como son los escáneres, ayudarían a una vigilancia total.

Pero en el caso de esta madrugada testimonios recogidos por Efe señalaron que "todo estaba muy relajado".

Lucía G.M. entró esta madrugada en el Madrid Arena sin problemas y sin ninguna revisión: "No me pidieron el DNI, no hubo ningún control en la puerta y, ni siquiera escanearon mi entrada".

"Era muy fácil haber pasado con petardos o con lo que quisieras. Y no era porque hubiera colas. Simplemente no lo miraban", agrega.

Otras dos jóvenes, Isabel y Ana Aparicio, aseguran que esta noche no fue especial. "No nos pidieron el carné ni esta noche ni ninguna de las anteriores que hemos ido al Madrid Arena".