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Esta mañana ha reabierto al público en Madrid la única cafetería de Nebraska que ha sobrevivido al cierre que afecta al resto de locales del histórico grupo. El local, ubicado en el número 291 de la calle de Bravo Murillo, ha vuelto a abrir sus puertas gracias a la voluntad de dos exempleados de Nebraska que pensaron que podría ser viable seguir con una parte del negocio tras el cierre de los cuatro establecimientos restantes de la cadena.

"Estoy asustado, pero con mucho ánimo", cuenta a Efe Pedro Simón.

Este antiguo gerente del local se ha convertido en su nuevo dueño junto con Juan Pedro Carrero, que ejercía como responsable de mantenimiento de la cadena.

Cada uno de ellos llevaba más de 40 años trabajando en Nebraska en el momento en que les anunciaron el cierre de los locales por las pérdidas económicas acumuladas durante meses.

Tras hacer "muchas cuentas" y pasar "muchas noches sin dormir" decidieron dar el paso y hacerse con una de las cafeterías de la mítica cadena, que comenzó su andadura en Madrid en la década de 1950.

Antes de ponerse manos a la obra, contactaron con el grupo Corpfin Capital Real Estate, nuevo propietario del resto de los establecimientos y de la sociedad Nebraska Blanco Hermanos.

Necesitaban su permiso para mantener el nombre de la marca, así como parte del mobiliario del establecimiento, el único que estaba arrendado a personas ajenas al grupo original.

En la reapertura han conservado la decoración del local, inspirada en el estilo de los 'diners' americanos, y tan sólo han hecho algunos "retoques" relacionados con la limpieza, la pintura y la iluminación de las instalaciones.

Tampoco han cambiado la carta de la cafetería, famosa por sus tortitas, sus perritos calientes con salsa de mostaza y sus hamburguesas.

"De momento, vamos a empezar como terminamos, aunque a lo mejor incorporamos algo nuevo", cuenta Simón.