El Gobierno ha solicitado al último propietario de la Real Fábrica de Tapices de Madrid, Livinio Stuyck, que abandone su vivienda en las dos últimas plantas del edificio antes del próximo martes 28 de marzo. Stuick lleva viviendo 20 años en el inmueble público, sin contrato y sin pagar alquiler, desde que el Ministerio de Educación y Cultura rescatase a la empresa de la quiebra.
El último dueño privado de la Real Fábrica de Tapices, fundada por Felipe V, lleva dos décadas ocupando, junto a su familia, los casi 700 metros de los pisos superiores de la antigua manufactura, que hoy es un edificio protegido como Bien de Interés Cultural y propiedad del Estado, desde que renunció a su negocio, al borde de la quiebra y con 236 millones de pesetas de deudas, y éste pasó a manos públicas.
La entonces responsable del Ministerio, Esperanza Aguirre, orquestó a finales de 1996 el traspasó de la Real Fábrica de Tapices a una fundación creada a tal fin, y cuya inscripción apareció en el BOE el 24 de enero de 1997, según recoge una información de eldiario.es.
El Ministerio, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital destinaron entonces a la operación 300 millones de pesetas. Además, la fundación CajaMadrid aportó otros 100 millones de pesetas.
En el "rescate" e inscripción de la nueva fundación no aparece ninguna evidencia de que Livinio Stuyck pudiese residir en el inmueble, propiedad del Estado desde su construcción en 1889.
Funcionarios del Ministerio de Educación y Cultura, la Abogacía del Estado, la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid se han trasladado este jueves a la fábrica para ejecutar el proceso administrativo y procurar que la familia Stuyck abandonase el edificio y entregase las llaves de la vivienda.
Ante el argumento de los abogados de Stuyck, que estaba presente, de que tenía derecho a permanecer en la ocupación dos días más, el Ministerio ha ampliado el plazo hasta el próximo martes, 28 de marzo.
Según han recordado a Europa Press fuentes de la Secretaría de Estado de Cultura, el acuerdo amistoso que llevan seis meses intentando "no ha sido posible", por lo que el martes los representantes de las administraciones volverán al inmueble, situado en la calle Fuenterrabía, entre la Estación de Atocha y el Parque del Retiro de Madrid, y en el que trabajó el pintor Francisco Goya.
Estas fuentes insisten en que se trata de un proceso administrativo abierto, y no de un lanzamiento judicial ni de un desahucio. A raíz del mismo, hace unos meses se solicitó a Stuyck que aportase "algún documento de propiedad o alquiler que justificara su residencia en el edificio", sin obtener respuesta.
Este proceso, según ha publicado eldiario.es, se inició por la "presión" ejercida por el Ayuntamiento de Madrid, que se encontró con esta irregular situación al llegar al patronato de la fundación que gestiona la Real Fábrica en una auditoría interna en octubre de 2015. Según este medio, las pérdidas superaban entonces los cinco millones de euros y había meses que no se pagaba el sueldo de los trabajadores o los recibos de la luz y el agua.
La familia Stuyck lleva residiendo en la fábrica desde hace siete generaciones, y son descendientes del tapicero flamenco traído a España desde Amberes en 1720 por el rey Felipe V, Jacobo Vandergoten.
Desde la fundación de la manufactura de alfombras y tapices, los Stuyck han sido sus dueños y gestores, hasta el traspaso que ejecutó Livinio. Tras el mismo, fue directo general de la Real Fábrica durante cinco años, hasta su destitución por el patronato de la fundación en junio de 2002.