Con el reconocimiento del camino avanzado en los últimos 40 años, pero con la reivindicación de que todavía queda mucho por hacer para la igualdad real, un año más Madrid se ha convertido en una fiesta multicolor, en la que más de un millón de personas, según la organización, han salido a la calle para decir no a la homofobia.
La Delegación del Gobierno en Madrid ha cifrado en 700.000 el número de personas que han participado en la celebración.
Tras ser la sede mundial del Orgullo en 2017, la capital ha sido hoy el epicentro de las reivindicaciones del colectivo LGTBI, a las que se han unido otras en contra de la violencia machista o la defensa de la educación pública.
Bajo el lema "Conquistando la igualdad, TRANSformando la sociedad", la manifestación, eje central de las celebraciones del Orgullo 2018, ha tenido este año como reclamación principal los derechos de los transexuales y ha estado marcada por la polémica del veto de la organización al PP.
Por primera vez, dos ministros -los titulares de Interior, Fernando Grande-Marlaska, y Sanidad, Carmen Montón- han estado en la cabecera de la marcha, que han compartido con responsables de la oposición como Albert Rivera (Ciudadanos), Íñigo Errejón (Podemos), representantes de CCOO y UGT y políticos madrileños.
Todos ellos han lanzado mensajes de apoyo al colectivo LGTBI y han coincidido en la defensa de los derechos de estas personas, como Marlaska que ha manifestado que, a pesar de que España es un país "privilegiado" en avances, todavía queda "mucho camino por recorrer", porque "hay gente que aún lo pasa realmente mal".
En la misma línea, Montón ha asegurado que "hoy es un día de visibilidad y orgullo en el que empieza un tiempo nuevo" y al colectivo LGTBI le ha dicho que tiene en el Gobierno un cómplice para recuperar y consolidar derechos y construir una "sociedad arcoíris".
Debido al veto de los organizadores de la manifestación a la presencia del PP como "medida de presión" por incumplir dos leyes relacionadas con el colectivo LGTBI, políticos de este partido han acudido a título personal a la Plaza de Colón, como algunos consejeros de la Comunidad de Madrid.
Jaime de los Santos, titular de Cultura, Turismo y Deportes, ha asegurado que el veto a su partido "retrotrae a tiempos peores" y "lo importante es que hemos estado" y que "los 365 días del año luchemos por implementar las leyes aprobadas hace dos años y por los derechos del colectivo LGTBI".
Ataviados con la emblemática bandera arcoíris y al ritmo de simbólicas canciones como la de "A quién le importa" o "I will survive", los manifestantes, en un ambiente festivo, han bailado y coreado distintos lemas a favor de la igualdad de derechos.
"Contra la transfobia social, educación en la igualdad", "Mi familia mola más porque tengo un hijo trans" o "Me importa una mierda lo que tengo entre las piernas" son algunos de los eslóganes que se han escuchado en la marcha, a la que también ha asistido la asociación "Son nuestros hijos" en defensa de la gestación subrogada.
El calor que ha azotado Madrid y que muchos manifestantes han sofocado en las fuentes de la calle, no ha impedido que durante más de dos horas una protesta multitudinaria reclamara la protección de los menores trans, un Pacto de Estado frente al VIH y la aprobación de la Ley de igualdad LGTBI.
Estas han sido las principales reivindicaciones que el colectivo ha plasmado en el Manifiesto del Orgullo, leído, al término de la marcha, por activistas trans y que ha concluido al grito de "Por un 2018 de liberación" y "Por la autodeterminación del género".
Terminada la parte más reivindicativa de esta jornada del Orgullo, ha dado comienzo el momento más lúdico del acto: el desfile de carrozas, con el baile, la música y la diversión como protagonistas y que, según las previsiones, se prolongarán durante la madrugada.
Para garantizar la seguridad de los actos se han desplegado unos 1.000 policías nacionales, a los que se han unido agentes de la Policía Municipal y sanitarios de emergencias.