El arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, ha pedido este miércoles a la Virgen de la Paloma durante la homilía en su honor que los ciudadanos no juzguen a los demás, que entreguen su vida a los demás, sin tener miedo a la santidad.
"Tengamos el atrevimiento de no clausurarnos en la inmanencia de la propia razón o de nuestros sentimientos, no juzguemos a los demás, amémoslos, démosles nuestra vida. No seamos teóricos, contemplemos como María la vida desde la Encarnación, que nos capacita para tocar la carne sufriente de Cristo en los otros", ha expresado Osoro.
El arzobispo de Madrid ha comenzado su homilía indicando que la Virgen reúne a los madrileños este miércoles para enseñarles "a no tener miedo a apuntar más alto... Apuntar hacia la santidad que no nos hace menos humanos o personas de otro mundo; al contrario, nos hace más humanos, pues el encuentro de la debilidad que cada uno tenemos con la gracia nos enaltece, nos agranda el horizonte.
Qué expresión más bella utiliza el Papa Francisco, recogiéndola de León Bloy, cuando dice que en la vida 'existe una sola tristeza: la de no ser santos'", ha sostenido.
Osoro ha aseverado que la Virgen de la Paloma reúne a todos los fieles porque desea que "nunca tengan miedo de la santidad". En este punto, el arzobispo ha contado la historia de la Virgen de La Paloma, y ha explicado que unos niños se pusieron a jugar con este retrato de la Virgen que habían tirado a la basura.
El cardenal Osoro también ha destacado que la presencia de Jesús obra en todos, y "comunica actitudes interiores que se traducen en comportamientos según el Evangelio: docilidad a la Palabra, fraternidad entre los hombres, la caridad de Cristo acogida con corazón abierto". "Nos cambia al introducir la vida de Dios en nosotros, nos transforma mirando a los demás como hermanos, nos hace capaces de amar no según la medida humana que es limitada, sino según la medida de Dios, que es un amor sin medida", ha apuntado.
Asimismo, Osoro ha determinado que a María, "Dios la eligió para hacer presente en este mundo a Cristo, prestando su propia vida, para que se hiciesen presentes entre los hombres la verdad, la justicia, la paz, ese calor y esa vida que solamente Dios puede dar".
"Para que vistamos nuestra vida con ese vestido blanco con el resplandor de la vida de Dios, capaz de sostener las heridas nuestras y acoger las de todos los hombres al buen recaudo de la santidad de Dios, como las llevaba María en esa capa negra. Virgen de la Paloma, bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús", ha concluido el arzobispo.