El Parque del Oeste, un laberinto natural y monumental en el centro de Madrid
En apenas 100 hectáreas se condensa una representación de la historia de España, de su arte, su música, su literatura o su geografía
Un espacio de naturaleza y tranquilidad por donde caminar y contemplar algunos ejemplares singulares de árboles y aves
Te proponemos un paseo por el Parque del Oeste que puede ser también un juego en el que aprender mucha historia, un poco de botánica curiosa, otro poco de las aves que habitan en la ciudad e incluso poder visitar Madrid desde las alturas.
Y decimos que puede ser un juego porque este parque, con sus desniveles y recorridos sinuosos, es en realidad una especie de laberinto salpicado de un montón de elementos que son como las casillas en las que uno va cayendo al jugar.
Nuestro tablero es, obviamente, el Parque del Oeste. Un tablero de casi 100 hectáreas en el distrito de Moncloa. Y empezamos esta partida muy cerca de la recién abierta Plaza de España, junto al monumento a los Héroes del dos de Mayo.
Un conjunto escultórico que cuando se inauguró, por aquello de las fechas, no hubo tiempo de fundirlo en bronce. Se hizo de escayola y se pintó para disimularlo hasta tener las figuras definitivas. Pero llegaron antes las lluvias, la pintura se fue y los madrileños comprobaron el 'cambiazo'.
Abandonamos la calle de Irún y seguimos por el Paseo de la Rosaleda. A nuestra derecha hemos dejado el Quiosco de Música y el monumento al Maestro Quiroga. El paseo se cruza con la calle de Francisco y Jacinto Alcántara, padre e hijo, maestros de generaciones de ceramistas. De hecho aquí está la Escuela de Cerámica de Madrid. Institución pionera en las artes creada por don Francisco hace más de un siglo.
De Goya a Goya y tiro....
¿Qué prefieres?, ¿girar a la izquierda o seguir recto?. Si eliges seguir recto te perderás los enormes bloques con las letras GOYA. Un monumento enorme, original de Vaquero Turcios, el mismo autor de los relieves de la Plaza de Colón. El del Parque del Oeste es un homenaje al genial pintor aragonés que no lejos tiene otra estatua y también las iglesias gemelas de San Antonio de la Florida.
Todo el mundo sabe que Goya pintó los fusilamientos del 3 de mayo de 1808. Pero no todos saben que muchos de los caídos en el día después de la revuelta contra los franceses reposan en un pequeño cementerio, el de La Florida, que se encuentra pegado a esas grandes letras de GOYA, en las inmediaciones del parque. Contiene los cuerpos de los 43 fusilados por las tropas de Napoleón.
Ahora sí, seguimos de frente hasta la glorieta del Paseo de Camoens para admirar la esbelta fuente en honor de Juan de Villanueva, arquitecto neoclásico de la corte de Carlos III y Carlos IV y autor del edificio del Museo del Prado. Por cierto que uno de los retratos más famosos de este arquitecto lo pintó...adivinadlo...Francisco de Goya.
Lección de geografía
El juego sigue con una adivinanza. ¿Puede meterse toda España en el Parque del Oeste?. Dijimos que el parque tiene poco menos de 100 hectáreas y nuestro país ocupa más de medio millón de kilómetros cuadrados.
Parece imposible pero no lo es porque no muy lejos del Paseo de Camoens, en el lado derecho, se puede ver un gran mapa físico de España. Con sus cordilleras, ríos, depresiones, mesetas y litoral.
Todo está en esos 20 metros cuadrados de relieve descolorido, porque el mapa, de 1928, tenía sus colores y todo. Pero al estar a la intemperie se fue deteriorando. Contiene también las Islas Baleares, las plazas en el norte de África y, tras una protesta, la Islas Canarias.
Un parque muy saludable
Vamos avanzando hacia el segundo núcleo del Parque del Oeste, el más laberíntico tal vez. Dejamos a un lado a Simón Bolívar, al otro a la escritora Elena Fortún y más allá al poeta Miguel Hernández y nos topamos con una cascada. Es el Manantial de la Salud o dicho correctamente el manantial de la Salud del Arroyo de San Bernardino. Y en el mismo soto, cerca del Paseo de Moret, está la Fuente de la Salud. Ambos fueron durante mucho tiempo la única manera de conseguir agua en esta parte de Madrid.
Era una zona desde luego muy 'saludable'. El arroyo de San Bernardino seguía la traza del camino de San Bernardino que acababa en el Cerro del Pimiento. En este elevado estuvo el primer hospital de pandemias de Madrid.
El Hospital Isabel Zendal de Valdebebas no ha sido el primero construido en Madrid para hacer frente a una epidemia, pero esperemos que tenga mejor suerte que el del siglo XIX porque este fue un desastre. Desde la elección del terreno hasta la propia calidad del edificio. Tardó en hacerse 10 años y solo se usó 4 antes de cerrarlo.
De vuelta a la casilla de salida...o no
Vamos acabando este paseo-juego. Nos queda encontrar unos fortines de la Guerra Civil. Una pista: están casi al final del Parque del Oeste, próximos a la Avenida de Séneca. Uno es un nido de ametralladoras y los otros son posiciones de observación. Están camuflados entre los árboles, pero no son difíciles de encontrar.
Hablando de árboles, hay dos en este bosque metropolitano que merecen la pena conocer. 'El Abuelo' y el Gingko. El primero es un imponente cedro del Atlas y el segundo es un Biloba. Ambos son auténticos monumentos naturales y están protegidos. En otoño el Gingko Biloba es un espectáculo de color amarillo en sus ramas. Y cuando caen las hojas la alfombra a su alrededor es igual de impresionante.
Y en los árboles lo que suele haber son pájaros. Y el Parque del Oeste está lleno de aves. De hecho aquí se encuentra el centro que se conoce como La Senda de las Aves, una instalación dedicada a la protección, conservación y divulgación sobre esta fauna. Hay incluso un observatorio para poder contemplarlas.
Acabamos nuestro juego por el Parque del Oeste. Esperamos que hayas descubierto o recordado todo lo que encierra esta isla verde en plena ciudad de Madrid. Hay muchas cosas más pero no te las contamos para que las descubras en tu visita al parque.
Ya puedes volver por donde has venido...o a lo mejor quieres verlo todo otra vez. Pero desde el aire. El Teleférico de Rosales es una buena manera de hacerlo por 6 euros o menos. De esta manera, colgados de un cable, podemos ver la frondosidad del parque y reconocer algunas cosas que te hemos contado. Y quizás, al final del viaje te apetezca dar una vuelta por la Casa de Campo y conocer el gran bosque de la ciudad de Madrid.
Y una cosa más antes de acabar del todo. Si echas de menos no haber encontrado nada sobre el Templo de Debod o La Rosaleda, no te preocupes. Son dos sitios tan importantes que merecen que otro día le dediquemos un paseo completo a cada uno de ellos. Buen paseo.
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