Unos 300 profesionales de la seguridad privada han recibido un reconocimiento a su labor y han recogido las menciones honoríficas que otorga la Policía Nacional por haber evitado delitos -poniendo en riesgo sus vidas, en algún caso-, o por haber asistido a ciudadanos en grave peligro. Un escolta privado que evitó el atraco de un banco en Valdebernardo, o un vigilante de seguridad herido cuando protegía a la cajera de un supermercado, son ejemplos del trabajo que realizan los profesionales de la seguridad privada.
Uno de estos últimos casos es el de Ian Iglesias, vigilante de seguridad de Seguma, que a los seis meses de comenzar a trabajar en este sector tuvo que atender a un niño de dos años por una parada cardiorrespiratoria en un centro comercial. Gracias a su experiencia de seis años en Cruz Roja, pudo controlar y evaluar la situación, aplicar las maniobras pertinentes y mantener estabilizado al niño hasta la llegada de los servicios sanitarios.
Hoy Iglesias ha recibido con "orgullo y honor" la mención honorífica tipo A -la máxima distinción- por su actuación, de la que no ha olvidado ni un sólo detalle pese a los meses transcurridos, según ha explicado a EFE al término de los actos para conmemorar el "Día de la Seguridad Privada" en Madrid. Iglesias ha remarcado que se toma este premio como un reconocimiento a todas las personas que, como él, protagonizan intervenciones asistenciales pero permanecen en el anonimato.
Pero más allá de la distinción, para él lo más importante de aquel episodio es que el niño sigue vivo "gracias a todo el equipo", y ha admitido que atender a personas que se encuentran en peligro "compensa enormemente" los días en los que sus únicas actuaciones son para evitar delitos. "No sólo estamos para combatir la delincuencia, también para ayudar".
Como Ian Iglesias, media docena de personas han recibido la mención honorífica tipo A, como un escolta privado que, estando fuera de servicio, redujo a un atracador que había apuñalado a un empleado de una sucursal bancaria, o varios vigilantes de seguridad que en el ejercicio de su trabajo arriesgaron sus vidas -en algunos casos, resultando heridos- para evitar delitos.
Junto a ellos, casi 300 profesionales de la seguridad privada han recibido las menciones honoríficas tipo B que otorga la Policía Nacional, en un acto en el que han estado presentes, entre otros, la Delegada del Gobierno en Madrid, Dolores Carrión, o el Jefe Superior de Policía en Madrid, Francisco Javier Redondo.
Dolores Carrión, al clausurar el acto, ha remarcado la importancia de la seguridad porque sin ella "no hay libertades, derechos ni confianza, ni puede haber progreso económico y social". Madrid, ha dicho, es una Comunidad segura, y así lo prueba el descenso de la criminalidad, el mayor número de detenidos o el mayor número de delitos esclarecidos, unos resultados que ha atribuido al aumento de la plantilla de la Policía Nacional y la Guardia Civil, pero también al trabajo de las 318 empresas de seguridad privada y sus 21.000 profesionales, junto a escoltas o detectives privados. "Todas estas organizaciones pueden sentirse orgullosas y compartir los éxitos obtenidos", ha dicho, antes de instar a estas empresas a impulsar la cooperación con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y con las administraciones.
Francisco Javier Redondo, por su parte, ha recalcado que los trabajadores de la seguridad privada se han convertido en "actores fundamentales" y en "un aliado insustituible" para la Policía, y ha coincidido en que es necesario "sumar fuerzas y aunar esfuerzos" porque la respuesta frente al delito "debe ser coordinada y cada vez más especializada".