Por San Isidro, los madrileños las prefieren listas (a las rosquillas)

San Isidro no se entendería sin sus particulares 'rosquillas artesanales del Santo'. Y las estadísticas aseguran que en cuestión de preferencias, nos decantamos por las rosquilla 'listas' (cubiertas de un glaseado de azúcar y limón). Sin embargo, no solo hay rosquillas tontas y listas. En total son cuatro variedades.

Las pastelerías de la Comunidad de Madrid venderán durante las fiestas oficiales de la Comunidad de Madrid y de San Isidro más de 6 millones de rosquillas de las famosas rosquillas de San isidro de sus cuatro variedades: tontas, listas, francesas y de Santa Clara.

Las rosquillas 'listas' son las más demandadas, con un 50% del consumo, seguidas de las 'Tontas y de Santa Clara' con un 20% respectivamente y las 'francesas' con un 10%, según la estimación ofrecida por la Asociación de Empresarios Artesanos de Pastelería de Madrid que preside Juan Antonio Martín Molero.

Diferencias entre las cuatro variedades de rosquillas de San Isidro

Las Rosquillas Tontas no van bañadas con ningún producto. Su receta se compone de una masa de huevos, aceite, azúcar, harina y anís.

Por su parte, las listas no llevan anís en su masa. Tras el horno, horno, se bañan en un jarabe de azúcar y limón para volverse a bañar después en un glaseado de limón.

Las rosquillas de Santa Clara van bañadas en merengue elaborado con claras montadas y azúcar, y las francesas cuentan con un rebozado de almendra en grano, llevando la misma masa que las tontas, pero posteriormente se les añaden una capa de yema de huevo para que la almendra en grano se quede pegada. Después se cuecen al horno y por último se les añade azúcar glas.

Según la tradición, una vendedora conocida como 'Tía Javiera' fue la que dio fama a estos populares dulces. En poco tiempo empezaron a instalarse puestos que también ofrecían las rosquillas durante las fiestas de San Isidro.