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El Príncipe Felipe ha presidido en la mañana de este domingo en la Brigada Acorazada XII de El Goloso (Madrid) el emotivo funeral por los cinco militares fallecidos el pasado jueves en una explosión accidental en Hoyo de Manzanares, a los que ha impuesto, a título póstumo, las Cruces del Mérito Militar y Naval con distintivo amarillo.

Junto al Príncipe, han acompañado a los familiares y compañeros de los tres miembros del Ejército de Tierra y los dos infantes de Marina fallecidos, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, la ministra de Defensa, Carme Chacón, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, entre otras autoridades y la cúpula militar con el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), José Julio Rodríguez, a la cabeza.

En la ceremonia, con la que se ha rendido homenaje a los sargentos primeros Sergio Valdepeñas y Víctor Manuel Zamora, el sargento Mario Hernández, el cabo primero Javier Muñoz y el cabo Miguel Angel Díaz, también ha estado presente el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, la consejera de Presidencia de la Junta de Andalucía, María del Mar Moreno, y la secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal.

Al comenzar el acto religioso, poco antes de las 13.00, el Príncipe, con uniforme de teniente coronel del Ejército de Tierra, manifestó su apoyo a los familiares de los fallecidos, visiblemente emocionado. Don Felipe se detuvo con cada uno de los parientes más cercanos, algunos de los cuales no podía contener el dolor, y les prodigó muestras de cariño a todos.

El Príncipe también pudo expresar su afecto a uno de los tres heridos en la explosión el infante de Marina Herminio Álvarez Gómez, que sufrió lesiones de carácter leve y ha sido dado de alta. Los otros dos heridos continúan en el Hospital militar Gómez Ulla y, según fuentes del Ministerio de Defensa, se encuentran "estables dentro de la gravedad".

"MAGNÍFICOS PROFESIONALES"

Pasadas las 13.15 horas llegaron los féretros de los cinco militares, a hombros de sus compañeros, y fueron colocados frente al altar desde el que el arzobispo castrense Juan del Río ofició la ceremonia. Durante la homilía, el arzobispo lamentó la muerte "prematura" de los cinco "magníficos profesionales" de las Fuerzas Armadas, que perdieron la vida mientras "se preparaban para su próxima misión internacional de paz en el Líbano".

La explosión, cuyas causas se desconocen por el momento, tuvo lugar cuando una unidad de especialistas en desactivación de explosivos realizaba un ejercicio de destrucción de minas anticarro, en el marco de su instrucción para su próximo despliegue en la misión de la ONU en Líbano.

Del Río ha transmitido a las familias que no están "solos" y ha asegurado que "toda España está orgullosa" de los fallecidos. Durante las peticiones, leídas por compañeros de los militares, se ha expresado el deseo de que las Fuerzas Armadas "sigan siendo luz de justicia y de paz en España y en sus misiones internacionales" y se ha rogado por las familias de los caídos y por la recuperación de los tres heridos.

Tras la homilía, Don Felipe ha impuesto, a título póstumo, las Cruces del Mérito Militar y del Mérito Naval con distintivo amarillo sobre cada uno de los féretros, cubiertos por la enseña nacional.

Posteriormente, mandos militares han entregado la condecoración y la bandera a las familias, en uno de los instantes más emotivos de la ceremonia, junto al momento en que todos los compañeros han entonado el himno 'La muerte no es el final', antes de que concluyera el acto con el que se ha rendido homenaje a los fallecidos, que serán enterrados por sus familias en la intimidad.

El Ministerio de Defensa ha declarado este domingo día de luto oficial en todas las bases, acuartelamientos y buques militares de las Fuerzas Armadas, en señal de duelo por estos fallecimientos.

Después del Funeral de Estado, los féretros viajaban a las localidades de origen de los militares

El sargento del ejército de Tierra, Mario Hernández Mateo, recibió sepultura a primera hora de la tarde en Zarzuela del Pinar, Segovia.

Y en Lumbrales, Salamanca, poco después, se enterraba al cabo del Ejército de Tierra, Miguel Ángel Díaz Ruiz.

Los cuerpos de Víctor Manuel Zamora y el cabo primero Javier Muñoz permanecerán en el cuartel de Infantería de Marina de San Fernando, Cádiz, en donde se ha instalado una capilla ardiente.