Los pueblos de la Sierra Norte de Madrid se organizan para autoabastecerse y mantener sus servicios esenciales
Dicen estar acostumbrados a la nieve, a ser previsores y a que los vecinos colaboren para solucionar situaciones sin esperar ayuda externa
La red viaria en esta parte de la región está prácticamente limpia y dentro de los municipios las calles van despejando poco a poco
Ha nevado mucho. Lo reconocen hasta los más mayores de algunas localidades de la Sierra Norte de Madrid. Pero no les ha cogido por sorpresa. Acostumbrados a hacer acopio para el invierno, aguantan mejor que en otras ciudades, aseguran.
En La Hiruela (1.257 metros de altitud), su alcalde Ignacio Merino, dice que estas nevadas sí han sido más copiosas de lo habitual con puntos de acumulación de un metro y eso les ha dado más trabajo.
Según él ya se puede circular por todas las calles, excepto por alguna bastante empinada que no han podido limpiar del todo. "Hemos hecho al menos un camino para que la gente pueda pasar", explica a Telemadrid.es. Los medios con que cuentan se reduce a un pequeño vehículo todo terreno.
Días antes de las nevadas el Ayuntamiento emitió avisos para que la población se preparara, pero reconoce el alcalde que la gente allí es por naturaleza previsora.
Como la sal se iba acabando en La Hiruela, han encontrado un almacén en Lozoyuela que les podrá suministrar una carga necesaria para mantener el pavimento limpio de resbalones.
Asegura Merino que en su pueblo pasan estos días heladores con tranquilidad, tratando de que los mayores no se muevan mucho y no les falte de nada. "Estamos acostumbrados a estar pendientes los unos de los otros", asegura.
De cara al fin de semana, La Hiruela suele ser destino de senderistas y ciclistas y aunque la mayoría de los madrileños tienen ahora mismo la aventura nada más salir de su portal, el alcalde advierte que el aparcamiento de visitantes está sólo en parte limpio por lo que las posibilidades de estacionar son limitadas. Al interior del casco sólo pueden acceder los residentes.
En Navarredonda-San Mamés (1.220 metros de altitud) Javier Colmenarejo atiende a su ganado y su quesería. Llenó el pajar hace semanas, cortó la leña y puso a punto el tractor. Y gracias a su tractor se han podido limpiar las calles de San Mamés, uno de los dos núcleos del municipio. El Ayuntamiento está en Navarredonda y allí contaban con más medios para limpiar y abrirse paso, aclara.
Dice Javier que "ahora ya hay nieve para todos", e ironiza sobre los visitantes de fin de semana que "con este temporal se habrán dado cuenta de cómo es la vida en las zonas de montaña en invierno".
"Es que estamos mal acostumbrados, a que nos lo hagan todo. Si cada vecino de Madrid hubiera cogido cuatro cubos de nieve y los hubiera echado en la bañera de su casa, no habría pasado tanto", comenta.
Javier Colmenarejo es aficionado a pronosticar el tiempo. "Este año es año de nieves, entre el 4 y el 12 de febrero viene otra, ya veremos", preconiza. "La nieve es necesaria, es jodida, pero también necesaria porque recarga los acuíferos", explica.
Guillermo Crescente es el alcalde de Robledillo de la Jara (1.042 metros de altitud). En esta pequeña localidad la máquina de un vecino resultó providencial para poder limpiar las calles. Casi todas están abiertas ya y ahora están a la espera de que llegue un camión con sal que han comprado a medias con Berzosa del Lozoya para abaratar costes.
El Ayuntamiento de Robledillo se encarga del reparto del pan a la gente mayor, para que no salga de sus casas. El panadero viene de fuera y de momento la carretera está limpia.
"Estamos bien surtidos y los vecinos se ayudan unos a otros. Estamos más pendientes de dos personas mayores", aclara el regidor de Robledillo que reconoce que ahora es cuestión de tiempo que la nieve y el hielo vayan desapareciendo.
En Puebla de la Sierra (1.163 metros de altitud) los empleados municipales y vecinos se han afanado para dejar el pueblo en las mejores condiciones. Nos lo cuenta Federico Eguía, artista, creador de la ruta de arquitectura 'El Valle de los Sueños'.
Acaba de bajar a su casa de Alcalá de Henares y afirma que la ciudad complutense está casi peor que su pueblo serrano. A La Puebla, dice Federico, se llega bien y en el pueblo las entradas de las casas y las calles están despejadas. "Han trabajado mucho para dejarlo así", reconoce.
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