Las obras de la nueva Puerta del Sol, que no tendrá árboles, comenzarán esta próxima semana, durarán un año, y alumbrarán un espacio totalmente peatonal sin obstáculos.
Esta reforma supone una inversión de 10,7 millones de euros y tiene un plazo previsto de ejecución de 12 meses, plantea la peatonalización total y definitiva de la plaza y de todas las calles que convergen en ella, ha explicado la delegada de Obras y Equipamientos, Paloma García Romero, en rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno.
Según ha indicado, la Puerta del Sol es un Bien de Interés Cultural (BIC) y pese a que "se han intentado incorporar el mayor número de árboles, la Comisión Local de Patrimonio" no lo ha permitido.
Tampoco ubicar grandes maceteros. "Lo haremos en las calles aledañas. Había zonas donde no se podía y donde se podía no nos ha dejado la Comisión Local de Patrimonio", ha apuntado a renglón seguido.
La actuación introduce un criterio de orden en los elementos presentes en la plaza para adaptarlos a su configuración arquitectónica espacial. Se quiere de este modo generar un espacio central diáfano bordeado en su lado norte por una línea de bancos que se dividirá en ocho partes con tres interrupciones principales que coinciden con las calles que entroncan con la plaza (Preciados, Carmen y Montera) y otras cuatro particiones intermedias para permitir una mayor fluidez en el tránsito peatonal.
Esta alineación de bancos integrará además las escaleras de acceso al metro y en sus dos extremos se instalarán las estatuas de la Mariblanca (en el extremo de la calle Arenal) y el Oso y el Madroño (en el extremo de la calle Alcalá).
Esta nueva reforma "definitiva" busca que sea un espacio "estancial", ya que "no ha sido una auténtica plaza". "En el siglo XX, el desorden de la plaza cada vez ha sido más manifiesto, hay de todo, una serie de obstáculos que hace que sea poco accesible y muy poco limpia. Es una zona emblemática de Madrid y para ello aprovechamos un proyecto que fue aprobado y ganado por el COAM en el 2014", ha detallado García Romero.
Quioscos y fuentes
Los quioscos serán agrupados en dos extremos mediante unos nuevos pabellones de vidrio con forma de racimo de unidades circulares pegadas unas a otras.
Desaparecen las dos fuentes actuales y se incluye una fuente con forma oval que sustituirá a las dos fuentes actuales y acogerá en su interior la estatua ecuestre de Carlos III.
Esta reforma sustituirá el actual pabellón de acceso a Cercanías, conocido como la 'ballena', por un recinto de vidrio con forma oval que contribuirá a liberar a la plaza, en lo posible, de uno de los obstáculos que impedían una visión total del espacio.
García Romero ha defendido que se trata de "la arquitectura del siglo XXI" que ahora mismo impera en Europa. Sobre la posible absorción del calor, ha explicado que el vidrio "tendrá un tratamiento para mitigar las radiaciones solares".
En paralelo a este eje discurrirá el itinerario ciclista que conecta el carril de la calle Mayor con la Carrera de San Jerónimo. Por su parte, los ascensores se mantendrán en su ubicación actual pero cambiarán su envolvente, que será similar a la de los quioscos y el pabellón de acceso a Cercanías.
El proyecto prevé la remodelación completa de la superficie, pavimentando la plaza con piezas de granito en diferentes formatos y tonalidades según su adecuación al lugar y a las diferentes formas de utilizar el espacio. Las losas y adoquines contarán con los espesores suficientes para minimizar su deterioro y rotura con el paso del tiempo.
Guiño al cielo de Madrid
La nueva Puerta del Sol hará un guiño al cielo de Madrid. Por una parte, en el interior de la fuente se colocarán una serie de puntos de luz irregulares que simularán las estrellas.
Además, en el centro de la plaza, el pavimento simulará los rayos del sol mediante insertos de latón. En cuanto a la placa que señala el kilómetro 0 de las carreteras nacionales, se verá realzada alrededor por una serie de losas que formarán una gran rosa de los vientos, dando más relevancia a este icónico lugar. Se situarán en los accesos bolardos retráctiles que permitirán también eliminar los elementos de hormigón que habitualmente colocan los servicios de seguridad para controlar el acceso.
Asimismo, se renovará completamente el alumbrado, recuperando la luminaria que tuvo la plaza en la primera mitad del siglo XX, adaptada a criterios contemporáneos de sostenibilidad y eficiencia energética.