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La Mercedes-Benz Madrid Fashion Week atraviesa el ecuador de su calendario convertida en una amalgama de influencias, colores y tendencias para la próxima temporada, en la que sobresale la propuesta 'minimal' de Rabaneda y la vuelta al patrón rural de Roberto Etxeberría.

Como una prenda hecha en patchwork, la pasarela madrileña ha dibujado durante la jornada de hoy un crisol de propuestas sin común denominador para la próxima temporada primavera/verano, que se debaten entre el valor seguro del 'prêt à porter' y las prendas con pretensión de alta costura para ocasiones especiales.

Entre las propuestas más sólidas, la del joven Daniel Rabaneda (1986, Sevilla), que ha materializado las tormentas veraniegas y los tórridos días de sol en "Martes", a través de vestidos relajados y de fuerte identidad minimalista, en los que por primera vez utiliza los estampados de agua.

Con fuerte aire masculino, y una paleta de azules, blanco, beige y un toque amarillo yema, el diseñador andaluz ha subido una mujer urbana, vestida con camisas y vestidos vaporosos, en siluetas versátiles y funcionales para el día, en las que ha desechado las mangas y juega con la superposición de telas y texturas.

Fuera de todo discurso predecible también se ha situado Roberto Etxeberría y su colección íntegramente de hombre, "Guernika", que se aleja de su marco de referencia afincada en la tradicional sastrería inglesa, para viajar hasta la España rural de las fotografías de Ortiz Echagüe.

Chaquetillas andaluzas, blusones vascos o una chamarreta de lagarterana, en las que experimenta por primera vez con el punto, y fusiona con pieles exóticas como el pitón, han paseado hoy en tonos oscuros y con un guiño barroco, de la mano de modelos tan fuera de lo común, como el actor Oscar Jaenada o Shaun Ross, un modelo albino.

Enmarcado en este "totum revolutum" de propuestas, la diseñadora Maya Hansen no ha desentonado, centrada de nuevo en el exotismo, los colores vibrantes, los juegos geométricos y sus opulentos y reconocibles corsés.

Estampados de accidentes geográficos, volcanes y geíseres han dado vida a "Pangea", una colección con menos corsés que en anteriores ediciones, pero hechos con materiales "más rígidos", y en los que apuesta por las capas y por primera vez, el bañador, todo bañado en su habitual tono futurista.

Plástico, polipiel y cristales "recogen y dan forma al cuerpo", con el objetivo de favorecer la silueta femenina, ha explicado la diseñadora a Efe Estilo, que mostrará su propuesta en Puerto Rico dentro de poco, y que mira como el resto de sus compañeros, al exterior.

"Vendemos más en países árabes, en Polonia o en México que aquí", ha lamentado Hansen ante su particular universo creativo y la caída del consumo nacional.

MONTESINOS, LAGUNA Y RUIZ DE LA PRADA

Pero no solo han sido los jóvenes los que han dibujado (o desdibujado) el perfil 'totum revolutum'. Esta mañana Francis Montesinos homenajeaba el carácter del cantante Miguel de Molina, con una propuesta que recuperaba sus emblemáticas camisas con volantes, y reconvertía la folclórica bata de cola en traje de noche.

Poco después, Hannibal Laguna se sumergía en los fondos del mar con su propuesta de noche en clave sofisticada hilada en torno a sinuosos vestidos años cincuenta y corte 'lady', todo un cortejo que emulaba en gasa, seda y guipur, los caparazones del coral, conchas de vieira, medusas y posidonias.

Ochentera como pocas veces, Agatha Ruiz de la Prada se ha mantenido fiel a su lenguaje multicolor, aunque ha cedido protagonismo a las impresiones, bien de graffitis, bien de trazos que imitan la brocha del pintor, con geométricos amarillo canario, verde o rojo teja, junto a sus habituales corazones y flores.

Mientras que Ion Fiz ha optado por un jardín de verano, en una colección para mujer y hombre, donde la mujer es "sexy, glamourosa, dieciochesca" gracias a encajes y transparencias, y el hombre luce un "look gentleman", con trajes de tres piezas.

Una propuesta de colores ocre que ha ido en dirección contraria a la de su 'partenaire' de pasarela, la andaluza Juana Martín, una propuesta de tonalidades claras y brillantes, con el blanco roto como color estrella, en un discurso que reivindica, una temporada más, la artesanía de la costura española.

Todas estas propuestas han confeccionado un complejo y elaborado crisol de texturas, técnicas, siluetas y tendencias que se postulan para invadir el armario de la próxima temporada, y que por ahora, han echado el cierre a la tercera jornada de la pasarela madrileña.