Seis desapariciones y una falsa resurrección en Madrid
El urbanismo progresa a veces sobre nuevos solares y si no los encuentra los crea
En la capital lo mismo se derriba para hacer algo nuevo que se reconstruye el pasado
De vez en cuando Doña Piqueta sale de paseo por Madrid y la lía. Es cierto que, quitando las pirámides de Egipto y alguna obra colosal más, en arquitectura casi nada es eterno. Es cierto también que casi nada se le resiste al progreso.
Y por esas y otras razones traemos algunos ejemplos de lo que ya no puedes ver en la ciudad porque las necesidades del espacio urbano acabaron con ello o porque no se tuvo cierta previsión. Vamos con el primer caso...
LA REAL FÁBRICA DE LA PLATERÍA MARTÍNEZ
Antonio Martínez creó en el Madrid del siglo XVIII un taller de platería con todo lo aprendido durante un viaje a París y Londres pagado por Carlos III.
Compró material en ambas capitales europeas y se instaló en un edificio neoclásico del Paseo del Prado donde comenzó su producción industrial.
La Escuela obtuvo la protección de Fernando VII y pasó a llamarse Real Fábrica de la Platería. La fábrica cesó la producción en 1869 y el edificio fue demolido en 1920.
En la actual Plaza de la Platería de Martínez hay una fuente de estilo neoclásico que recuerda la existencia de aquel magnífico edificio.
EL COLEGIO DE NIÑAS DE LEGANÉS
No estaba en Leganés sino en pleno centro de Madrid. Las obras para crear la Gran Vía se llevaron por delante en 1911 esta escuela con su iglesia y las niñas 'guapas' se quedaron sin cole pero a cambio la capital ganó uno de sus principales ejes transversales...y una zarzuela.
Contaba don José del Corral, cronista oficial de la Villa de Madrid, que a este colegio solo podían acudir niñas guapas, agraciadas y sin minusvalías. Y es que antaño, en caso de viudedad u orfandad, no era extraño ofrecer las jóvenes bonitas para tratos carnales y así obtener un dinero.
Aclarado lo de las niñas, vamos con lo de Leganés. La explicación es sencilla. Fue el Marqués de Leganés el impulsor en 1630 de la institución para niñas desamparadas que tuvo la mala suerte de construirse en lo que es hoy en número 2 de la Gran Vía.
La costumbre madrileña de rebautizar y apodar calles, plazas, monumentos y lo que sea alcanzó también al gineceo. Su nombre oficial era Colegio de Nuestra Señora de las Presentaciones, pero nos ha llegado por su forma más popular: Colegio de Niñas de Leganés.
LA CASA DE LA MONEDA
Alguno o alguna dirá que la Casa de la Moneda, la Fábrica Nacional de la Moneda y Timbre, aún existe. Y es cierto. Su sede central está en la calle de Jorge Juan aunque disponga de hasta cinco edificios más en Madrid con diferentes usos y funciones.
Pero, ¿cuántas casas de la Moneda ha habido en Madrid?. Pues ni más ni menos que tres. La de la calle de Segovia, la de Colón y la actual de Jorge Juan.
La de la calle Segovia funcionó desde los tiempos de Felipe III hasta 1861. La Casa de la Moneda compró una enorme prensa para acuñar y al ver que no entraba en aquel caserón decidieron construir otro edificio en lo que hoy son los Jardines del Descubrimiento.
Allí estuvo 'haciendo dinero' hasta 1964 año en que cerró para trasladarse al actual edificio cercano al Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid. En 1970 se derribó la Casa de la Moneda de Colón y en su lugar surgieron los Jardines y el Centro Cultural de la Villa.
EL (PRIMER) ESTADIO METROPOLITANO
El antiguo estadio del Atlético de Madrid estaba cerca de la Calle de la Reina Victoria, en lo que hoy es la Plaza de la Ciudad de Viena, en plena Ciudad Universitaria.
Fue inaugurado en 1923 en unos terrenos de la Compañía Urbanizadora Metropolitana. De aquí procede el nombre del estadio y también está en el origen del Metro de Madrid, en sus inicios Compañía Metropolitano de Madrid.
El estadio, con una capacidad de 35.800 espectadores, fue diseñado por José María Castell quien ya había proyectado el del eterno rival, el Estadio Chamartín.
El Metropolitano fue destruido durante la Guerra Civil, luego rehabilitado y finalmente demolido con la marcha de los rojiblancos a la ribera del Manzanares, al Vicente Calderón, en 1966.
Por cierto que en la reinauguración de 1943 se enfrentaron en el Estadio Metropolitano el Atlético Aviación y el Real Madrid. Ganó el Atlético 2-1 con Valcárcel, Tabales, Jimeno, Riera, Domingo, Adrover, Vázquez, Gabilondo, Germán, Rico y Campos
LA PAGODA DE FISAC
Fue uno de los edificios más enigmáticos de Madrid. Por su diseño y construcción y por el misterio que según cuentan rodeó su demolición.
Incluso se insinuó que el propio autor, el arquitecto Miguel Fisac, decidió poner fin a su obra. Pero lo más sencillo es que todo respondiera a intereses comerciales.
Fisac fue uno de los maestros en el diseño y producción de edificios empleando hormigón pretensado y postensado. De su cabeza salió el de los Laboratorios Jorba conocido como 'La Pagoda' por su aire orientalista.
Obras de Fisac que aún permanecen en Madrid son el Centro de Investigaciones Biológicas en la Calle de Velázquez, la sede de IBM en el Paseo de la Castellana, la Parroquia de Santa Ana en Moratalaz o el imponente Centro de Estudios Hidrográficos junto a Madrid Río.
EL RESUCITADO TEMPLETE DE ANTONIO PALACIOS
Al final de la Calle Montera, en lo que algunos conocerán como la Red de San Luis, se encuentra la entrada al Metro de Gran Vía a través de un curioso edificio. Un templete que sirve de acceso y que es copia del original de Antonio Palacios.
El auténtico se desmontó a principios de los años 70. Pero no se fue al almacén de la Villa o a la Escuela de Cantería de la Casa de Campo, donde suelen dormir el sueño eterno algunos elementos de la arquitectura de la capital.
En esta ocasión, un vecino de la localidad gallega de O Porriño, lugar de nacimiento de Antonio Palacios, se percató de la operación y consiguió que el monumento viajara in extremis a Galicia, donde permanece.
En los años 90 el Ayuntamiento de Madrid trató de recuperar esta obra de Palacios, pero el municipio vigués se negó a devolverlo y allí sigue.
El que vemos hoy en día es una copia que ha tratado de reproducirlo lo más fielmente posible. Otra cosa es lo que haya ocurrido bajo tierra con los restos del antiguo acceso.
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