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Siglos saciando la sed de los madrileños, las fuentes más antiguas de Madrid
- Con permiso de Neptuno y Cibeles y otras fuentes monumentales, en la capital hay fuentes más modestas pero no menos hermosas. Y más útiles
Con permiso de Neptuno y Cibeles, la fuente de la Alcachofa de El Retiro o la de las Cuatro Estaciones del Paseo del Prado, en Madrid existe otro tipo de fuentes muy dignas también de mención. Son mucho más modestas y menos vistosas pero cumplen una función vital: apaciguar la sed y hacer más llevadero el seco verano madrileño.
Todos los barrios de Madrid tienen fuentes, algunas son modernas y funcionales y ahí están para dar de beber a todo ser humano o animal pero hay otras que llevan siglos surtiendo de agua a los madrileños y tienen mucha historia. Te la contamos.
Fuentecilla del Leal
Sus tres caños comenzaron a fluir en 1814 en la confluencia entre la calle Toledo y Arganzuela cuando aún estaba inacabada. Se levantó en honor a la restitución de Fernando VII en el trono tras la invasión francesa de las tropas de Napoleón y para su construcción se aprovecharon materiales de la desaparecida Fuente de la Abundancia que estaba situada en la Plaza de la Cebada.
No fue muy del gusto de algunos madrileños ilustres. En su día el escritor Mesonero Romanos la describió como “monumento fúnebre del buen gusto” y “desdichada fuente”.
El autor del proyecto fue el arquitecto Antonio López Aguado, autor de La Puerta de Toledo y del edificio que actualmente alberga el Museo Thyssen-Bornemisza (palacio del duque de Villahermosa).
La Fuentecilla tuvo once aguadores y se abastecía del agua del arroyo del Abroñigal, a través de uno de los ‘Viajes de agua’ de Madrid.
Dos esculturas custodian el agua, la de un oso y la de un dragón. El primero representa al actual escudo de Madrid y el segundo al antiguo. Corona la fuente un león rampante que se ’recicló’ de la escultura de San Norberto del convento de Premostratenses, destruído en la Guerra de la Independencia. Bajo él están esculpidas las siete estrellas del escudo de Madrid
Fuente de Puerta Cerrada
Data de 1850 y del proyecto se encargó el arquitecto Martín López Aguado. Sustituyó a otra más antigua situada en el mismo lugar, número 1 de la calle de San Justo, y era conocida como ‘fuente de Diana’ por la escultura de la diosa romana de la caza que la adornaba. Cuando desapareció la fuente original, la escultura se trasladó a la fuente de la Cruz Verde.
La Fuente de Puerta Cerrada debe su nombre al lugar en que se encuentra. Antiguamente allí se situaba uno de los pasos que se abrían en la antigua muralla de Madrid, la Puerta Culebra. Con el tiempo esta puerta se tapió para evitar los numerosos asaltos nocturnos que tenían lugar en la zona, motivo por el cual empezó a conocerse como ‘Puerta Cerrada’. En 1569 se volvió a abrir la puerta pero la fuente ya fue conocida para siempre como la Fuente de Puerta Cerrada’.
Sufrió varias remodelaciones , entre ellas el cambio del pilón por el semicircular que luce en la actualidad,. La última restauración se acometió en 1995.
Fuente Cabestreros
Situada en la plaza de Nelson Mandela, en Lavapiés, en su origen recibió el agua del Bajo Abroñigal. Durante la Segunda República se conectó a la red de Canal de Isabel II y se sustituyó la vieja fuente neoclásica por una con iluminación de faroles.
Posteriormente se ha reformado en varias ocasiones, la remodelación de 1934 le dio su forma actual con dos caños y dos pilones hechos de granito y piedra blanca de Colmenar. Llegó a tener 24 aguadores.
Existen datos de que ya existía en el siglo XVIII y Mesoneros Romanos cuenta que proveía de agua al convento de Santa Catalina de Siena. En el plano de Teixeira aparece en el número 53 de la calle Mesón de Paredes.
Popularmente se la llegó a conocer como ‘fuente de los machos’ porque se creía que sus aguas potenciaban la virilidad.
Fuente de La Salud del parque del Oeste
El manantial de la salud del arroyo de San Bernardino y la Fuente de la Salud se encuentran en el Parque del Oeste. Hasta mediados del siglo XX los madrileños han acudido hasta allí para llenar botellas y garrafones con las aguas porque creían que tenían propiedades milagrosas y curativas.
Fue tal la fama que, en los años sesenta del siglo XX, se llegó a estudiar la posibilidad de construir un balneario en la zona. No pudo ser porque, tras analizar las aguas, se comprobó que estaban contaminadas con filtraciones del alcantarillado de Argüelles, así que no sólo no se levantó el balneario sino que se clausuraron sus caños.
Más tarde hubo un proyecto para recuperar la fuente con aguas del río Lozoya pero nunca llegó a materializarse. En la actualidad corre el agua por la fuente pero se avisa que no es potable.
Fuente del Berro
Su agua provenía de uno de los manantiales que abastecen al arroyo Abroñigal. Sus aguas eran de mucha calidad y bien apreciadas por los Austrias cuya mesa se proveía de ellas. Los Borbones, en general, prefirieron otras aguas, pero alguno de ellos, como Felipe V siguió la costumbre de la dinastía anterior.
A Carlos II le gustó tanto el agua que decidió que la fuente no suministrara a nadie más, razón por la que empezó a ser conocida como ‘Fuente del Rey.
A mediados del siglo XX la quinta y la fuente pasan a propiedad del Ayuntamiento que cierra el palacete y abre los jardines como parque público
Fuente de Pontejos
Se construyó en homenaje al alcalde de Madrid, Joaquín Vizcaíno, marqués viudo de Pontejos, fundador de la primera Caja de Ahorros de España y del Ateneo de Madrid.
En 1850 tenía cuatro caños, 91 aguadores y se abastecía del ‘Viaje de agua’ del Alto Abroñigal. En la primera mitad del siglo XX se sustituyó su pilón por dos más pequeños laterales y los caños por dos chorros que manan desde dos mascarones con la efigie de un león de bronce
Fuente de los Delfines
Está situada en el chaflán que hace esquina entre la calle de Hortaleza y Santa Brígida, en el mismo lugar en que se levantaba la Fuente de los Galápagos, obra de Ventura Rodríguez (s. XVIII). Una remodelación que se realizó en 1900 cambió por completo la fuente y los galápagos fueron sustituidos por los delfines que le dan su nombre actual.
Y antes de la fuente de los Galápagos, allí existió una fuente más antigua, la fuente de las Recogidas, que se derribó para hacer sitio al cada vez mayor tráfico de esas calles, al que estorbaba el ancho pilón de la fuente.
Antes de incorporarse a la red del Canal de Isabel II, la Fuente de los Delfines se abasteció del Viaje de agua de la Fuente Castellana
Fuente de la Cuesta de los ciegos
Este ‘caño de vecindad’ toma su nombre de la cuesta a cuyos pies está situada. Desde la plazuela en que se encuentra asciende en zig-zag la escalinata de 254 escalones que lleva hasta el alto de Las Vistillas
La fuente se levantó en 1932 con granito y piedra blanca de Colmenar para satisfacer las necesidades de agua de los vecinos del barrio.
Fuente de la Cruz Verde
En 1849 el Ayuntamiento de Madrid acometió la reforma de las fuentes madrileñas, cambiando la localización de alguna de ellas. Fruto de esta remodelación es esta fuente que se construyó con piezas de otras que se suprimieron.
La fuente es obra del arquitecto y Fontanero Mayor de Madrid, Martín López Aguado. Su gran tamaño fue muy alabado en el momento. Tuvo 144 aguadores.
Toma su nombre la plaza en que se encuentra, que a su vez se llama así por la antigua cruz de madera pintada de verde que estaba en el muro de la huerta del Sacramento. En esta plaza se realizó el último Auto de Fe de la Inquisición.