Un estudio revela que Madrid Central aumentó el tráfico en las zonas limítrofes al centro
Aumentó la congestión, los tiempos de viaje y los tiempos de búsqueda de aparcamiento en las zonas limítrofes, aspectos todos ellos ligados a mayores emisiones de contaminantes
Una investigación de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) sobre el efecto disuasorio de Madrid Central sobre el tráfico demuestra que la medida, operativa entre marzo de 2019 y julio de 2020, fue "útil" al reducir la intensidad de tráfico de la zona centro, pero generó aumento del tráfico en las zonas limítrofes.
En este trabajo, publicado en la revista Transportation, el investigador Julián Moral-Carcedo ha revisado el efecto de Madrid Central, que restringía el acceso a un tipo específico de movilidad.
Madrid Central fundamentalmente establecía restricciones de acceso a los coches más contaminantes de particulares no residentes, y, teniendo en cuenta el periodo en que no se sancionó, solo estuvo completamente operativo entre marzo de 2019 y julio de 2020; con una extensión de 4,7 kilómetro cuadrados, cubriendo algo menos del uno por ciento del municipio de Madrid.
Con esta información, el investigador delimitó distintas áreas de análisis en función de la concentración de sensores de tráfico en las rutas de acceso a Madrid Central, y posteriormente analizó la intensidad de tráfico antes y después de que se activara Madrid Central, detalla la UAM en una nota.
Resultados
Los resultados del estudio mostraron que se redujo la intensidad del tráfico en la zona de Madrid Central, pero aumentó en la zona limítrofe.
Si se observan especialmente las variaciones de tráfico únicamente durante el horario comercial, se observa “claramente” un comportamiento asimétrico en Madrid Central y su entorno, principalmente durante las horas centrales del día, y disminuyendo al principio y final del horario comercial.
Para el autor, estos resultados alertan sobre uno de los posibles factores que pueden limitar el éxito de las zonas de bajas emisiones (ZBE) para reducir la contaminación y que proviene de la forma en la que los individuos responden a las restricciones de acceso.
Moral-Carcedo detalla que en una ZBE “de reducida extensión” como Madrid Central los individuos pueden modificar sus rutas habituales para evitar las restricciones, incrementando la intensidad de tráfico en otras áreas, lo que aumenta la congestión, los tiempos de viaje y los tiempos de búsqueda de aparcamiento en las zonas limítrofes, aspectos todos ellos ligados a mayores emisiones de contaminantes.
Por ello, concluye que en el futuro diseño de una política de movilidad sostenible en el área metropolitana de Madrid se debería contemplar este tipo de “resultados indeseables”, que tienen un “potencial impacto negativo” en las condiciones de movilidad de los residentes en áreas limítrofes”.
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