Somosierra recuerda a los soldados polacos bajo el mando de Napoléon que murieron frente a las tropas españolas
P.O.
Fue una de las peores experiencias para Napoleón Bonaparte. El duro invierno guadarrameño primero y los aguerridos defensores españoles no le pusieron las cosas fáciles al corso en sus planes de llegar hasta Madrid.
El emperador acabó a horcajadas sobre un cañón del que tiraban hombres y animales cuesta arriba para tratar de alcanzar el paso de Somosierra.
En el alto ya le esperaban las tropas del generalBenito San Juan. Unos 9.000 hombres de diversas partes de España frente a los 45.000 del ejército francés.
La posición de San Juan era ventajosa y sólo el ataque casi suicida de la caballería polaca, ordenado por el propio Napoleón, consiguió vencer a los defensores de Somosierra.
De los 150 jinetes polacos que participaron en la acción sólo alcanzaron su objetivo 50. El resto pereció, pero el arrojo sirvió para tomar la posición y hacer huir a los artilleros españoles. Napoleón condecoró allí mismo a varios soldados de este escuadrón.
En memoria de aquellos días y de aquellos caídos se colocó en 1993 una placa en en exterior de la Ermita de Nuestra Señora de la Soledad (siglo XVII), junto a la entrada.
En el muro frente a la calzada de la antigua carretera nacional, bajo las grandes letras de Puerto de Somosierra, encontramos el 'in memoriam' con las banderas de España y Polonia, una placa reconociendo a los soldados de ambos bandos y, a veces, tres coronas de flores.
Una es una laureada, las otras dos están hechas de flores con los colores de las enseñas nacionales española y la república polaca.
Girando hacia la entrada, inscrito en un marco de azulejos, está el homenaje al general Benito San Juan, defensor de este paso de montaña.
En el interior de la ermita se pueden contemplar las vidrieras de este pequeño templo situado a más de 1.400 metros de altitud. En una de ellas, junto a una Virgen aparecen a ambos lados dos soldados napoleónicos.
También en el interior encontramos otra placa colocada en 2008 por la Embajada de Polonia en Madrid en una iniciativa del Ministerio de Cultura y Patrimonio Nacional polaco.
Otro elemento que recuerdan ese pasado ligado a la gesta de la caballería polaca es un grabado que reproduce lo que debió ser aquella audacia de unos pocos jinetes y sus caballos.
Por último, un cuadro en el que una Virgen sostiene símbolos de Polonia y España recuerda que tras la batalla y el paso del tiempo la ermita de Somosierra se ha convertido en un lugar de memoria y hermanamiento.