Vandalismo en la iglesia más antigua de Madrid

Si los ataques a obras de arte perpetrados por activistas a obras de arte en museos de medio mundo han provocado reacciones en todos los ámbitos, lo ocurrido de nuevo en Carabanchel merecería tal vez mayor rechazo general.

Este fin de semana personas desconocidas han vuelto a manchar con sus pintadas los muros de la iglesia de Santa María La Antigua. El edificio más antiguo construido en Madrid, un templo mudéjar del siglo XIII. Una de las mejores muestras de esta arquitectura en la región.

Los monigotes y las letras sin sentido aparecidos en estos muros, protegidos desde 1981 por la Comunidad de Madrid, no sólo afean el monumento. Echan por tierra el esfuerzo reciente de vecinos, arzobispado y varias administraciones en la restauración de la iglesia, de sus pinturas medievales y del entorno degradado en el que ya, al menos, no sobrevuelan los cables de alta tensión.

El templo de Santa María La Antigua sufre de vez en cuando las pintadas o el vertido de basuras o el depósito de materiales de obras en sus inmediaciones. Hay quienes incluso acuden a este paraje a cambiar el aceite al coche u otras operaciones de mantenimiento.

El botellón, lacra extendida por la ciudad, tiene frente a Santa María uno de sus lugares favoritos. Los vecinos de Carabanchel y otras partes de la ciudad se afanan todos los sábados por la mañana en limpiar las basuras y regar los arbolillos que crecen en la Vereda de Aluche.

Pero el abandono secular de este paraje situado frente a los terrenos de la antigua cárcel de Carabanchel es un foco de atracción para desaprensivos.

Las asociaciones vecinales y en especial Carabanchel Historia y Patrimonio (CHYP), reclaman una mayor consideración, protección y difusión de este importante patrimonio monumental al que se suma otro, no menos importante, en la recuperación paisajística de la Vereda de Aluche.