Vecinos de Aravaca piden que no se oculte el mural en recuerdo de Lucrecia Pérez
El Ayuntamiento propone una reproducción a escala y una estatua como alternativa
Lucrecia Pérez fue la primera víctima reconocida en España como asesinato racista, en 1992
Los vecinos de Aravaca vuelven a reclamar al Ayuntamiento de Madrid que mantenga el mural de la plaza Corona Boreal que recuerda a Lucrecia Pérez, primera víctima de un asesinato racista reconocido como tal en España. Esta vecina dominicana de Madrid fue asesinada a tiros por un grupo de extrema derecha hace 29 años.
Las asociaciones Rosa de Luxemburgo y Osa Mayor han reclamado ante la Junta de Distrito de Moncloa-Aravaca, que se paralicen las obras del antiguo centro de mayores mientras no haya "una solución alternativa que no suponga que se quede el mural oculto".
Los trabajos que se están realizando para crear una nueva sala de lectura en el barrio consistirán, entre otras cosas, en el cubrimiento de la fachada. Esto supondría tapar definitivamente el mural conmemorativo del asesinato de Lucrecia Perez creado en 2017.
Una reproducción "a escala"
Fuentes municipales han explicado a Efe que, al tratarse de una reforma integral, la normativa exige dotar al edificio de una envolvente térmica, y dejar al descubierto el mural, de unos quince metros cuadrados, "incumpliría los valores de aislamiento requeridos".
La portavoz de la asociación Osa Mayor, Regina Chambel, ha señalado que la capa aislante que envolverá la fachada es de un material "completamente opaco", por lo que el mural quedará oculto a la vista.
A ello replican desde el Consistorio que, "puesto que el mural no se puede reproducir sobre la nueva envolvente, en esa misma plaza se colocará una reproducción a escala del mismo".
Y una estatua
A finales de noviembre, en una Junta de Portavoces extraordinaria, se propuso a los grupos la alternativa colocar una escultura conmemorativa en la plaza que lleva el nombre de Lucrecia Pérez, a unos 400 metros de ese edificio, con un texto consensuado entre los grupos.
Se podría colocar, aseguran, el próximo año, en el que se cumple el 30 aniversario del asesinato de Lucrecia Pérez.
Los vecinos aceptan la estatua, pero no como moneda de cambio por la destrucción de la obra que tiene un fuerte valor simbólico para la comunidad dominicana que reside en Madrid.
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