Asegura que la documentación "es una falsificación"
EFE
El excomisario José Villarejo ha negado tener relación con el incendio del Windsor y ha asegurado que es "rotundamente falso" que se le hiciera "algún tipo de encargo, de entidad alguna o de persona alguna, para sustraer o destruir físicamente documentos albergados en el edificio".
En un comunicado de cinco puntos difundido este miércoles por su abogado y al que ha tenido acceso Efe, Villarejo asegura que el documento publicado en Moncloa.com que sugiere esa conexión es falso, e ironiza que no se le ha llegado a atribuir el asesinato de Kennedy porque cuando ocurrió era menor de edad.
"Es simplemente una falsificación: nunca fue realizado ni por mí personalmente ni por una persona bajo mi encargo o conocimiento. Se trata, en esencia, de una fábula", denuncia Villarejo.
El juez pide los papeles de Villarejo
Al conocer la existencia de esos papeles, el juez del caso Villarejo, Manuel García Castellón, reclamó a Moncloa.com los documentos que ha publicado sobre el incendio del Windsor y que lo vinculan a un encargo del excomisario para destruir pruebas comprometedoras para el expresidente del BBVA Francisco González sobre FG Valores.
Para el excomisario, ese documento "servido cómoda e impunemente en bandeja a un portal archivisitado desde la irrupción del caso que por desgracia lleva mi nombre, es la prueba viva, clamorosa y actualizada del despropósito que significa atribuirme" la autoría de "tan rocambolescas y fraudulentas filtraciones".
"Sarcásticamente, debo confesar que, por fortuna, apenas tenía doce años cuando se produjo el asesinato de Kennedy. No descarto que en otras circunstancias se me hubiera podido atribuir incluso la autoría intelectual de aquella oscura conspiración".
Estas informaciones, lamenta, lo que hacen es provocar "daños morales y en la salud a mi familia y a mí mismo, ahondando en los que ya padecemos en el último año y medio".
Anima por ello "a revisar, en los episodios recientes del periodismo español, si se ha llevado a cabo un juicio paralelo más descarnado y cruel contra cualquier persona pública investigada en este país".
Aclara que no lo dice por los periodistas "que difunden aquello que tasan como veraz (y que merecen, como regla, mis respetos)" sino por "el ingente, averiado y contaminado material que funcionarios públicos, presuntamente perpetrando delitos graves, están suministrando -de forma diría que enfermiza- a la opinión pública".
Para Villarejo, "es urgente identificar a estos individuos: son un auténtico peligro para la salvaguarda de las garantías en un Estado de derecho como España".