Volar impulsados por el hidrógeno: Madrid acoge una reunión de expertos en el tema
La navegación aérea es otra de las actividades que busca reducir su impacto en las emisiones contaminantes
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en colaboración con la Plataforma Aeroespacial Española PAE y el Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI), organiza el próximo viernes, 16 de diciembre, una jornada sobre nuevos materiales e hidrógeno en la industria aeronáutica.
Especialistas en el sector procedentes de distintos ámbitos científicos y de la industria debatirán sobre los nuevos desafíos que implica el empleo del hidrógeno como combustible, así como su interacción con nuevos materiales, en el campus central del CSIC en Madrid.
El objetivo de esta jornada es desgranar uno de los desafíos que marcan actualmente el futuro de una aeronáutica más sostenible.
Asistirán representantes de empresas fabricantes de aviones como Airbus, Aciturri y Aernnova, así como organismos científicos y tecnológicos como APPLUS, IMDEA Materiales, CNH2, FIDAMC, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) y Tecnalia.
El CSIC estará representado por un equipo de científicos del Centro Nacional de Investigaciones Metalúrgicas (CENIM).
El hidrógeno como combustibe
La utilización del hidrógeno en las aeronaves para eliminar la emisión de dióxido de carbono (CO2) ha irrumpido con fuerza en los últimos años. Programas como ZEROe, de la compañía Airbus, están basados en una solución híbrida de aviones comerciales propulsados por combustión de hidrógeno, mediante motores de turbina de gas modificados, y pilas de combustible, que generan la energía eléctrica complementaria para los sistemas. Para estas dos tecnologías, el combustible escogido es el hidrógeno líquido (LH2).
Para poder desarrollar aviones comerciales impulsados por hidrógeno, todavía es necesario seguir avanzando en alcanzar diferentes retos tecnológicos. En concreto, los sistemas basados en hidrógeno líquido presentan aún dificultades relacionadas con la licuefacción (conversión de hidrógeno gaseoso en hidrógeno líquido) y las bajas temperaturas (-250º C) a las que deben mantenerse los tanques de almacenamiento.
Para hacer frente a estos problemas, científicos del CENIM centran su investigación en el empleo de metales capaces de soportar esas temperaturas extremas y estudian los mecanismos de interacción del hidrógeno en diferentes condiciones.
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