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Se cumplen 15 años del 11-M, una tragedia que costó la vida a 193 personas tras varias bombas en trenes de Cercanías de Madrid. Se trata de la mayor acción terrorista ocurrida en España, en la cual se determinó que habían participado 22 hombres.

Veintiún minutos antes de las ocho de la mañana de aquel fatídico 11 de Marzo de 2004, diez de las trece bombas colocadas por una célula de terroristas de Al Qaeda explosionaron en cuatro trenes de Cercanías de Madrid, en las estaciones de Atocha, Santa Eugenia, El Pozo y junto a la calle Téllez. Apenas dos horas después del atentado, el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, convocaba el gabinete de crisis y al mediodía el ministro del Interior, Ángel Acebes, aseguraba que "no había duda de la autoría de ETA".

Por otro lado, el 14 de marzo el candidato socialista José Luis Rodríguez Zapatero se convertía en el nuevo presidente del Gobierno. Mientras, los servicios de información de las fuerzas de seguridad trabajaban sin descanso por encajar las piezas de la masacre y encontrar a sus autores.

Una mochila-bomba sin estallar, hallada en el tren de la estación de El Pozo, permitió conocer el tipo de explosivo y el número de la tarjeta del móvil al que estaba conectado. Gracias a ese hallazgo las investigaciones concluyeron que el atentado fue obra del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM), autor de la muerte de 45 personas en Casablanca en mayo de 2003, y las bombas se prepararon en una finca de Chinchón (Madrid).

No había pasado un mes del atentado, cuando el 3 de abril la Policía localizó a siete de los terroristas en un piso de la localidad madrileña de Leganés. Cercados por los GEO, la célula se suicidó con una fuerte explosión que también mató al subinspector Francisco Javier Torronteras, lo que eleva la cifra de víctimas a 193.

Dos meses después, el Congreso de los Diputados aprobaba la creación de una comisión parlamentaria de investigación sobre los atentados, de los que ya había más de una decena de detenidos.

El juicio, ya en 2007

Finalmente, el 15 de febrero de 2007 arrancó en Madrid el juicio, cuya sentencia llegó en octubre para concluir que en los atentados participaron 22 hombres: los siete que se suicidaron en un piso de Leganés (Madrid), otros 14 procesados, que recibieron penas no superiores a los 15 años de cárcel, y una persona sin identificar.

Los siete suicidas de Leganés (entre ellos Jamal Ahmidan, el Chino, y Serhane Ben Abdelmajid, el Tunecino) fueron quienes junto a Jamal Zougam, detenido dos días después, y Otman Gnaoui, detenido el 30 de marzo, colocaron las 13 mochilas cargadas con explosivos (tres de las cuales no se detonaron).

Zougam y El Gnaoui, condenados a 42.922 y 42.924 años de prisión, respectivamente, fueron considerados autores de los atentados: el primero, porque fue reconocido en los trenes; y el segundo, porque su ADN fue hallado en una sudadera de uno de los terroristas. La tercera condena recayó en el exminero José Emilio Suárez Trashorras, que fue condenado a 34.715 años por sustraer los explosivos y suministrarlos a la célula.

Caso "resuelto", no cerrado

Quince años después, el 11-M se considera un caso "judicialmente resuelto", aunque no cerrado, debido a que la sentencia dejó abierta la posibilidad de que hubiera más terroristas implicados, y el juzgado de la Audiencia Nacional que investigó el atentado mantiene abierta una pieza con los perfiles genéticos que quedaron sin identificar. Tampoco hay que olvidar la participación de otros cuatro terroristas que huyeron: Said Berraj (en paradero desconocido), Othman El Mouib y Mohamed Afalah (supuestamente muertos en atentados suicidas en Irak), y Mohamed Belhadj, ya condenado en Marruecos a 11 años de prisión.

Actualmente, de los 18 condenados en España por los atentados, dos siguen en prisión, Zougam y Hassan El Haski, que debe cumplir 14 años de cárcel en España y a otros 10 en Marruecos, donde debe ser extraditado tras cumplir condena.

Quince años después las fuerzas de seguridad han tenido que reforzar la lucha contra el terrorismo internacional hasta incluso multiplicar por cinco sus efectivos especializados. Desde el 11-M se ha detenido a unas 800 personas y a otras 102 en operaciones en otros países, se han desbaratado planes avanzados de atentados y reforzado la legislación.