Niños a la entrada de un colegio en mitad de la pandemia y tras la nevada | CMT
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Termina ya en Madrid el que probablemente se recuerde como el curso escolar más insólito y complicado de la historia, con permiso del curso anterior. La pandemia del coronavirus ha planteado retos nunca vistos y obligado a superar muchos obstáculos. Todo ha cambiado en los colegios, desde la manera de dar clase hasta la forma en que los alumnos entran en las aulas.

Ha sido el primer curso completo en mitad de una pandemia y, además de lidiar con los virus, por si esto fuera poco, profesores, padres, responsables de educación, alumnos... todos han tenido que lidiar con hechos tan extraordinarios como la nevada más grande que ha caído en Madrid en más de medio siglo y unas elecciones anticipadas que convirtieron las aulas en colegios electorales y terminaron restando un día lectivo al calendario escolar.

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Ahora que el curso llega a su fin es momento de hacer balance.

Un comienzo con mucha incertidumbre

El balance que Enrique Ossorio, consejero de Educación y Juventud, realiza para Telemadrid.es es bastante positivo: “Desde la Comunidad de Madrid agradecemos la importante labor que se ha realizado por parte de la comunidad educativa en este curso escolar tan especial que está a punto de finalizar, puesto que, aunque comenzamos el curso con muchas dudas e incertidumbre acerca de cómo se desarrollaría debido al Covid-19, tenemos que hacer un balance bastante positivo”.

La palabra que mejor define el inicio del curso es “incertidumbre”, una palabra que también utiliza Carmen Morillas, presidenta de la FAPA Giner de los Ríos, cuando recuerda aquellos días de septiembre del 2020: “El inicio fue con mucha incertidumbre, nadie sabía nada, nadie sabía cómo se iba a empezar”.

Para todos ha sido un curso muy complicado. Andrés Cebrián del Arco, presidente del sindicato de profesores ANPE-Madrid, afirma: “Este ha sido un curso muy complicado, con muchos cambios, en el que, desde el primer momento, la prioridad ha sido extremar las medidas higiénico-sanitarias para que los centros fuesen entornos seguros”. Añade que “si bien al principio del curso el panorama resultaba incierto, tanto por la precipitación con que se adoptaban las medidas como por la evolución de la pandemia, se ha asegurado la continuidad del servicio educativo y, finalmente, se ha logrado una mayor presencialidad de la prevista inicialmente.”

Mejor de lo previsto

Todos los agentes de la comunidad educativa han realizado un esfuerzo extraordinario para que el curso salga adelante, un esfuerzo que Enrique Ossorio agradece: “Desde los centros educativos, con los equipos directivos, alumnos y familias, se ha realizado un trabajo excepcional que ha derivado en que el presente curso se haya desarrollado mucho mejor de lo previsto inicialmente”.

Para Andrés Cebrián, presidente de ANPE-Madrid, “el balance final es positivo, gracias a la profesionalidad y gran capacidad de adaptación de los docentes", que se han “dejado la piel” para que el curso "transcurriese con la mayor normalidad, en un marco de crisis sanitaria”.

Carmen Morillas también realiza un balance positivo en cuanto a incidencia de la pandemia en las aulas: “A modo global, el porcentaje de contagios no ha sido significativo, algo de lo que nos alegramos. Cada centro hizo sus propios protocolos sin saber de sanidad ni entender y, la verdad, es que salió bastante bien. Al final, el porcentaje de contagios ha sido muy bajo, cosa de la que nos alegramos “profesores y alumnos han realizado un trabajo ingente, al final el trabajo se ha hecho en los propios centros”.

“En el peor momento de la pandemia, el porcentaje de aulas en cuarentena fue del 2,68%”

Enrique Ossorio hace hincapié en el bajo porcentaje de aulas que tuvieron que ser puestas en cuarentena: “En el peor momento de la pandemia, el porcentaje de aulas en cuarentena fue del 2,68%”.

Según datos proporcionados a Telemadrid.es por la Consejería de Educación, durante el curso se pusieron en cuarentena un máximo de aulas en el primer trimestre del curso de 1.746 (2,68%, en el segundo trimestre 1.377 (2,11%) y en el tercer trimestre 773 (1,18%).

Por lo que respecta a los alumnos, en el primer trimestre estuvieron en cuarentena 32.869 (2,43%), durante el segundo trimestre 32.009 (2,37%) y en el tercer trimestre del curso 16.224 (1,2%). Como se puede observar, la cifras se redujeron aproximadamente a la mitad al final del curso con respecto al inicio.

La mayor movilización de recursos de la historia

Retos nuevos requieren soluciones nuevas… y mucho material. La Comunidad de Madrid tuvo que realizar al inicio del curso la mayor movilización de recursos, tanto materiales como humanos, de la historia: “Hemos adquirido más de 100.000 ordenadores, 6.000 cámaras para poder llevar a clase las clases online”, cuenta Enrique Ossorio, “hemos ampliado la capacidad de la plataforma educativa EducaMadrid, hemos habilitado 6.500 nuevos grupos de alumnos y hemos contratado a más de 11.000 profesores”.

“En muchas especialidades, tanto de Primaria como de Secundaria, las listas ordinarias y extraordinarias de interinos se agotaron”, cuenta Andrés Cebrián. “Este problema no solo afectó a la Comunidad de Madrid, pero es aquí donde se manifestó con mayor intensidad, dado que las retribuciones y otras condiciones laborales del profesorado madrileño distan mucho de las de otras comunidades autónomas”.

Para ANPE-Madrid ahora es necesario ”adoptar medidas que contribuyan al reconocimiento y prestigio de la profesión docente, la consolidación de unas ratios más reducidas y la disminución de la carga lectiva del profesorado, dada su incidencia positiva en la calidad de la educación”.

Un curso muy intenso y un principio confuso

El curso 2020-2021 pasará a la historia por ser uno de los más intensos que se recuerdan. “De los más intensos que hemos vivido”, afirma Carmen Morillas, presidenta de la FAPA Giner de los Ríos.

“Ha sido todo tan inusual y complejo que tenemos la sensación de que este curso ha durado como cinco”

Para la FAPA Giner de los Ríos el curso tuvo un inicio “un tanto atropellado porque se iban tomando decisiones incluso horas antes de empezar con las clases. Carmen Morillas dice que “ha sido todo tan inusual y complejo que tenemos la sensación de que este curso ha durado como cinco” y recuerda el fin de semana previo al inicio del curso como un fin de semana de locura: “Se organizó el inicio de las clases contando con que no íbamos a tener el refuerzo de docentes para realizar los desdobles en las aulas. 48 horas antes llegó la confirmación de que sí íbamos a contar con esos profesores y hubo que cambiarlo todo durante el fin de semana”.

“Fueron unos días de trabajo muy intenso para todos. Para adaptar los colegios al entorno covid hubo que colocar cintas en los patios para evitar aglomeraciones en el recreo, organizar los circuitos interiores, … etc”, recuerda Carmen Morillas.

Nadie sabía cómo iba a resultar un curso tan extraño, que empezó también con el miedo de muchos padres ante un posible contagio de sus hijos en el colegio. Y con mucha confusión.

Carmen Morillas cuenta que al inicio del curso hubo mucha confusión con los protocolos a seguir en caso de contagios y la cuarentena y, por ello, “interpusimos una denuncia administrativa a la Consejería de Educación sobre el protocolo covid aplicado a las aulas porque veíamos que había bastantes lagunas y familias y docentes no sabían cómo actuar en caso de un positivo”.

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Clases online

El protocolo anticovid establecía que cuando una familia notificaba al centro escolar un positivo la dirección avisaba inmediatamente a todas las familias implicadas y, al día siguiente, no iba nadie a clase porque se pedía a los alumnos que se quedaran en casa para pasar una cuarentena de 10 días. Las clases pasaban a ser online.

Las clases vía Internet han obligado a cambiar muchas cosas y, sobre todo, la manera de enseñar, y han generado también rechazo entre algunos profesores. “Ha habido profesores que no querían salir en directo, se negaban a salir en las cámaras”, dice Carmen Morillas.

El plan de estudios, la forma de dar clase, todo estaba pensado para clases presenciales, así ha sido siempre, hasta que llegó el covid y obligó a cambiarlo todo sobre la marcha. Andrés Cebrián cuenta que “ha sido necesaria cierta flexibilización de los currículos y programaciones didácticas, para priorizar los contenidos fundamentales y adaptarse a la educación no presencial en determinados niveles”.

Para 3º y 4 º de la ESO, Bachillerato y Formación Profesional se estableció un sistema de semipresencialidad que, para Carmen Morillas, “ha sido terrorífico, porque muchos de los alumnos se han perdido, no seguían el ritmo y al final la atención telemática se convertía en teledeberes”.

En general la presencialidad en las aulas dependía sobre todo del espacio que tuvieran los centros para poder mantener la adecuada separación entre alumnos. “Hay centros educativos que han conseguido organizarse y dar todo el Bachillerato presencial”, dice Carmen Morillas, “pero no todos tenían el espacio necesario, lo que ha generado desigualdades entre los centros que podían dar clase de manera presencial todo el año y los que no”.

En el caso de la Formación Profesional “la semipresencialidad ha causado estragos”, según Carmen Morillas. “Son alumnos con un perfil muy complejo, que necesitan una atención muy personalizada y tienen tendencia al absentismo y, al final, muchos ni se conectaban a las clases online”.

“Defendemos la presencialidad como la única manera de garantizar igualdad de oportunidades”, dice Carmen Morillas. “Para muchos niños los centros educativos son el único entorno seguro en su vida”.

Las familias han colaborado mucho

Los alumnos también han estado a la altura de las circunstancias. Andrés Cebrián destaca que ha sido muy importante la colaboración de las familias y destaca el comportamiento de los alumnos: “Es de justicia destacar el comportamiento y la actitud del alumnado, que desde el primer momento ha asumido su responsabilidad, ha cumplido los nuevos protocolos, ha soportado las bajas temperaturas debidas a la ventilación cruzada, ha visto limitada su movilidad y circulación por los centros, así como sus relaciones sociales, y ha cumplido con sus obligaciones a pesar de la novedad y las particularidades de la teledocencia”.

Piden más diálogo e información para el nuevo curso

El curso se ha superado y es el momento de reflexionar de cara al curso que viene. Lo que más ha echado en falta durante los últimos meses Carmen Morillas es la participación de la comunidad educativa en la toma de decisiones. Se queja de que “nos hemos enterado de las decisiones que se iban tomando a través de los medios de comunicación y las redes sociales; es un poco triste”. También dice que los padres han echado de menos “una llamada de Sanidad a las familias que notificaban un positivo”.

Para el curso próximo la FAPA Giner de los Ríos reclama “abrir el diálogo y la participación, pero de verdad, de todos los agentes de la comunidad educativa para, entre todos, poder buscar las alternativas y las respuestas”. Piden más información y se quejan de que, de momento, para el próximo curso sólo conocen pequeños cambios como la reducción de la distancia interpersonal a 1,5 metros: “la Comunidad de Madrid no nos ha informado de nada”, afirma. “Queremos que se hable con todos para que todos podamos participar, pensar entre todos las cosas que podemos hacer”.

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Piden enfermeras y más docentes

Profesores y padres coinciden en peticiones que llevan mucho tiempo reclamando pero que cuya necesidad se ha hecho más patente con la pandemia como el incremento en el presupuesto de educación y reivindicaciones como enfermeras para los centros escolares. “Es necesario el servicio de enfermería escolar en todos los centros”, dice Andrés Cebrián.

La FAPA Giner de los Ríos reclama también para el próximo curso enfermeras en todos los centros, bajada de ratios, profesores especializados y contratación de más docentes.

“Una de las cosas que hemos aprendido con esta pandemia es que todo puede pasar”

“Es una pena que en la Comunidad de Madrid no se renovó el contrato después de diciembre a los docentes que se contrató como refuerzo”, dice Carmen Morillas. “Se quiere planificar el curso como si no hubiera pandemia y una de las cosas que hemos aprendido con esta pandemia es que todo puede pasar”.

De manera semejante se pronuncia la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) que ha exigido mantener a los cerca de 40.000 docentes de refuerzo que se incorporaron este curso por la pandemia de covid y reducir las ratios de alumnos “usando los fondos europeos” porque las aulas "necesitan mantener los apoyos covid”.

“Alguna lección se debe extraer de la dura situación vivida en este periodo”

ANPE-Madrid considera que, aunque las perspectivas son más alentadoras para el curso 2021-2022, “sigue siendo fundamental mantener algunas de las medidas adoptadas para el curso que concluye como la reducción de ratios y la contratación del profesorado necesario para su implementación, desdobles y refuerzos. Alguna lección se debe extraer de la dura situación vivida en este periodo”. También piden inversión “en formación del profesorado y digitalización, porque si bien se ha hecho un esfuerzo en este sentido, aún queda mucho por hacer”.

Pendientes de la salud mental de los alumnos y la vacunación

Otro aspecto que ha preocupado este año a padres y profesores es el de la salud mental de los alumnos, que se ha visto afectada por la especial situación creada por la pandemia. Durante el curso “la Consejería de Sanidad envió una circular pidiendo que se prestase especial atención a este tema, pero necesitamos recursos y herramientas para ello porque los profesores no han recibido formación especializada”, dice Carmen Morillas.

Ahora lo que viene es afrontar el próximo curso con la experiencia acumulada en este y, antes de eso, resolver otro tema pendiente: el de la vacunación de los alumnos. El consejero de Sanidad en funciones, Enrique Ruiz Escudero, ha dicho este jueves en Buenos Días Madrid de Onda Madrid que ve difícil la vacunación antes del inicio del curso escolar: "La ministra es demasiado optimista. Me resultaría difícil de explicar que se adelante la vacunación de 8 a 17 años, antes que el grupo de 18 a 30 años, cuando éste es el grupo de mayor incidencia acumulada. Hay que ir con cautela, hay que pensar las prioridades epidemiológicas y a partir de ahí tomar decisiones”.

En todo caso, y sin contar los últimos meses del curso 2019-2020 marcados sobre todo por el confinamiento, el que viene será el segundo curso con aulas en protocolo covid. La experiencia acumulada durante el 2020-21 permite encararlo, por lo menos, con más optimismo y confiar en que "incertidumbre" ya no sea la palabra más repetida en septiembre.