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Las barreras arquitectónicas en Madrid suelen pasar desapercibidas para quienes no tienen dificultades de movilidad, pero son muy frecuentes.

Para los que usan silla de ruedas, o llevan el carrito de la compra o el del bebé, recorrer las calles de Madrid, a veces, se convierte en misión imposible por los citados obstáculos arquitectónicos, los coches mal aparcados, las aceras o las vallas se convierten en su pesadilla.

Hay vallas, como algunas cercanas al puente de Toledo que sólo dejan la opción de ir por la calzada. Muchos son quienes se quejan de las vueltas que hay que dar para dejar a un niño en sillas de ruedas en el colegio o acompañar a un mayor minusválido.

También las aceras en mal estado como las del Paseo de la Ermita, son un serio impedimento para quien vaya en silla de ruedas. Y ya el colmo es que los coches invadan por completo las aceras impidiendo el paso como ocurre en el Paseo de San Illán, pese a las señales de prohibición.