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A las cuatro de la madrugada cerraban las puertas de la Basílica del Jesus de Medinaceli.

Los fieles han desfilado durante más de 28 horas para besar los piés de Jesús de Nazaret, el Señor de Madrid, y pedir sus deseos.

Les hemos acompañado en una noche fría y llena de devoción.

Agradecer, pedir los tres deseos, como manda el ritual o simplemente venerar al Jesús más querido de Madrid. Era el destino de los miles de fieles en esas infinitas colas.

La lluvia, que fue muy fuerte en algunos momentos de la noche, no frenó ni un ápice la devoción que los fieles sienten por el Cristo de Medinaceli.