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La última puerta de la manga de encierro de San Sebastián de los Reyes, a solo 100 metros de la plaza, se abre al mismo tiempo que suena el chupinazo y salen los toros 700 metros atrás, y ese es el momento en que parten en veloz carrera los "otros corredores", los conocidos como "cagaos".

Son cientos y están preparados tras esa última puerta de contención de las cuatro que hay en todo el recorrido de 820 metros de manga.

La puerta que esconde a estos "otros corredores" cumple, como las demás, una doble función.

Por un lado, deja la zona libre de corredores, fundamental en los últimos cien metros del recorrido para cuando llegue el grueso del encierro y, por otro, evita que el toro se vuelva en caso de romperse la manada.

Antes de comenzar el encierro todas las puertas están abiertas y según van pasando los astados se van cerrando, como establece la normativa de la Comunidad de Madrid, pero ésta última se abre cuando se dispara el chupinazo.

Por eso, "cagaos" y toros corren a la vez pero nunca se encuentran.

Desde el chupinazo, los "corredores sin toro", los "asustaos", como también se les conoce, comienzan a correr hasta la plaza, sin mirar atrás ya que no hay toro que esquivar, tranquilos, con una sonrisa en los labios, pero no sin imprimir velocidad hasta los cincuenta metros que les separan de la curva de Real con Estafeta y los otros cincuenta más hasta la plaza.

Todo está a su favor, no hay toro, solo son 100 metros hasta el objetivo y el último tramo de la curva de Real con Estafeta es cuesta abajo, por lo que incluso de venir la manada frenaría en su carrera.

Tienen escaso minuto y treinta segundos hasta que aparezca la manada, los verdaderos corredores y los pastores y su meta es cruzar la puerta grande de la plaza aunque sea sin toro y, por supuesto, tomar posiciones para la capea, ahorrándose de paso los tres euros que cuesta la entrada.

Muchos de ellos no solo van por ahorrarse la entrada sino que, dicen, están ensayando su resistencia al miedo para el próximo encierro o para el año siguiente.

Y como dice el experto corredor y autor del "Manual del Corredor", Teófilo Sanz Martínez, "el sentir el miedo en el encierro y vencerlo es un satisfacción muy grande", y ésta puede ser una manera de hacerlo.