El entierro de la joven dominicana Avellaneda Núñez, residente en la localidad madrileña de Collado Villalba y cuyo cadáver fue localizado el pasado miércoles en una cantera cercana tras cinco días desaparecida, se ha convertido en un alegato contra la violencia machista.
Al entierro, que ha tenido lugar a las cinco de la tarde de hoy en el cementerio de Collado Villalba, han asistido alrededor de un centenar de personas, la mayor parte compatriotas de la fallecida, entre ellas su madre, Carolina, su padre, que ha viajado desde la República Dominicana para asistir al sepelio, y su padrastro.
Entre grandes muestras de dolor, el féretro con el cuerpo de la joven de 17 años ha llegado al cementerio cubierto con una bandera dominicana en un coche fúnebre que llevaba su fotografía en el portón trasero.
Los asistentes han rezado un padrenuestro y han dado tres vivas a Avellaneda antes de romper en un fuerte aplauso.
Un portavoz de la familia ha tomado la palabra para decir que "hay que parar" la violencia contra las mujeres y "ojalá sea Avellaneda el punto de partida para un inicio" en este sentido.
"Parece que España se está convirtiendo en el país más barato para matar -ha opinado- porque parece que no queremos entender que las mujeres son la mitad de la humanidad y madres de la otra mitad".
Según el portavoz, a la familia de Avellaneda, que está "malherida" y "destrozada", "les toca ahora clamar justicia" y a toda la sociedad le corresponde trabajar para parar estos casos de violencia machista.
Pese a lo dicho hoy en el entierro, la Guardia Civil, que investiga el caso, no habla de un caso de violencia de género porque el supuesto agresor -un joven colombiano de 22 años, de nombre Joaquín Emilio, que ya ha pasado a disposición judicial- y la víctima nunca fueron pareja aunque se conocían desde hace tiempo y habían mantenido alguna relación esporádica.