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El tren a ninguna parte, la línea 102 y otras historias de trenes fantasma en Madrid
- Un recorrido por las estaciones de tren abandonadas en la Comunidad de Madrid
Puede que la más emblemática y espectacular de las estaciones abandonadas de España sea la de Canfranc, pero el segundo lugar es, sin duda, para la estación de Algodor, en el término municipal de Aranjuez.
La estación de Algodor
Está más cerca de Toledo (17 km) que de Madrid. Se construyó en 1858 y en los años 20 del siglo XX sufrió una reforma que dejó para la posteridad un bello edificio neomudéjar muy parecido al de la Estación de Toledo con la que comparte arquitecto: Narciso Clavería. Y una preciosa marquesina que recuerda a la de Canfranc.
Algodor tiene tres andenes y quince vías, depósitos de agua, estación de locomotoras, una rotonda giratoria, una cantina muy bien conservada, un pabellón auxiliar, la aguada (grúa para abastecer de carbón y agua a los antiguos trenes a vapor) y todo lo que una estación de su rango merece.
Fue en su día importante nudo ferroviario hacia Madrid, Andalucía y Extremadura, y tuvo gran importancia estratégica durante la Guerra Civil. En sus últimos tiempos pasaban a diario por sus andenes 1.600 pasajeros además de trenes repletos de mercancías. Pero el cierre de parte de la línea Madrid-Ciudad Real y la construcción del AVE La Sagra-Toledo, sellaron su destino.
El 15 de noviembre de 2005 a las 20:40 h. partió de la estación el último tren de pasajeros con destino Madrid. El tren de vuelta sólo llevaba ya una persona: el maquinista. Algodor cerró con llave sus puertas y se convirtió en una estación fantasma.
Sólo se rescató parte de su pabellón de enclavamiento, el lugar desde el que se controla todo el tráfico de una estación mediante agujas y señales. El de Algodor tenía 110 palancas, con 40 cambios de aguja. Una parte fue desmontada y trasladada al Museo del Ferrocarril, en la estación de Delicias de Madrid.
El resto de la estación permanece sin vida. Ya no se puede entrar en su curioso vestíbulo con azulejos similares, aunque menos imponentes (eso hay que concedérselo), a la de Toledo, pero en sus vías permanecen aparcados para siempre varios trenes de mercancías que se oxidan entre graffitis. Visitar la estación es como cruzar el umbral a un mundo congelado en el tiempo, un inmenso museo del ferrocarril al aire libre perfecto para nostálgicos, amantes de los trenes, o localizadores de exteriores, que enseguida descubrieron su potencial para rodajes.
Alrededor de Algodor nació un pequeño pueblo ferroviario, con 60 viviendas e iglesia. Hoy todavía viven allí varias familias que tras el cierre de la estación quedaron aisladas, en mitad de la nada.
El tren a ninguna parte
En los años 30 del siglo XX se inauguró una vía de tren entre San Martín de Valdeiglesias y Pelayos de la Presa. Formaba parte de la ‘Línea de Ferrocarril del Tiétar’, que debía partir de Madrid (en la desaparecida estación de Goya) y continuar hasta Boadilla en Salamanca pasando por Villaviciosa de Odón y el desfiladero del Alberche.
Los trabajos de construcción de la vía estaban muy avanzados cuando se decidió inaugurar ese tramo. El tren fue llevado por carretera. La ceremonia se llevó a cabo con todo el boato correspondiente y las autoridades de rigor montadas en el tren. Fue el primer viaje de la línea. Y el último.
El recorrido estaba casi terminado tanto en el desfiladero del Alberche como en el Valle del Tiétar. Pero llegó la Guerra Civil. Cuando terminó la contienda las vías habían sufrido tales destrozos que reparar el trazado suponía un coste demasiado alto. La Línea de Ferrocarril del Tiétar se abandonó y las vías fueron levantadas. Hoy ocupa su lugar una vía verde (poco señalizada).
La Estación de San Martín de Valdeiglesias se recuperó como Centro Cultural, pero la de Pelayos de la Presa, permanece abandonada sucumbiendo poco a poco al paso del tiempo, mudo testigo de la línea ferroviaria que nunca fue.
La Línea 102
Tras muchos avatares, Guerra Civil incluida, el 4 de julio de 1968 quedó inaugurada la Línea Madrid-Burgos, 282 km de vía ferroviaria que Adif conoce como ‘Línea 102’. Poco tiempo circularon los trenes por ella, apenas treinta años. Los últimos que llevaron pasajeros tuvieron que ser sustituidos por autobuses debido un desprendimiento en el túnel de Somosierra que dejó atrapada dentro de la montaña (y aún está ahí) una máquina de obras de vía. Ya no se puede ver la máquina porque Adif acabó tapando el túnel pero sí las curiosas entradas de este túnel: la del sur reproduce la Puerta de San Vicente de las murallas de Ávila y la del norte está basada en el alcázar de Segovia.
El accidente del túnel dio la puntilla a una línea que ya estaba muy tocada por la puesta en marcha de la Línea de Alta Velocidad Madrid-Segovia-Valladolid y la escasez de viajeros que no amortizaba el coste de mantenimiento. Tras una lenta agonía, Adif decretó el cierre el 1 de septiembre de 2015. Actualmente sólo se utilizan 25 km en Madrid, que se aprovecharon para la línea de Cercanías C4 (de Madrid a Colmenar Viejo) y en la parte castellana los 96 km entre Aranda y Burgos.
Muchos pueblos madrileños se quedaron sin tren, en las vías empezaron a crecer matojos y las estaciones adquiriendo ese color especial, a base de óxido y graffiti, de los lugares olvidados. La línea 102 dejó un reguero de estaciones fantasma en el que destacan algunas como la de Bustarviejo o la de Miraflores de la Sierra. Han vivido robos y vandalismo y alguna iniciativa ciudadana para intentar resucitar la línea, hasta ahora sin éxito.
Estación de Bustarviejo-Valdemanco
En su día tuvo mucho ajetreo ya que además de los trenes hacia Burgos, la estación fue cabeza de una línea de ferrobuses que cubrían el tramo Madrid-Bustarviejo, antecesor de lo que más tarde sería el servicio de Cercanías. Se encuentra en el km 57, 9 de la Línea.
Se encuentra a casi 3 km del pueblo y a pesar del nombre, no daba servicio a Valdemanco, para el que se construyó un apeadero aparte. En abril de este año, 2021, se acondicionó su sala de espera y taquillas para acoger la exposición ‘El viaje’ del colectivo ‘Traductores del viento’ que agrupa a artistas de la Sierra Norte de Madrid.
Miraflores de la Sierra
Es la contigua a Bustarviejo. Se quedó sin trenes de viajeros en 1993. Un plan del Ministerio de Fomento de 2009 para ampliar la red de Cercanías hasta Soto del Real incluía recuperar esta estación, pero de momento no se ha llevado a cabo.
Hay más estaciones fantasma de la Línea 102 que merecen una visita, como la de Gascones-Buitrago del Lozoya o Robregordo-Somosierra, que es la última de la parte madrileña. Y hay otras que se han reciclado y tienen una nueva vida como la de Soto del Real, cuya planta baja ocupa ahora un restaurante, o la de Valdelatas, que es una autoescuela.
Al otro lado del derruido túnel de Somosierra, el tren Madrid-Burgos discurría en la parte segoviana con estaciones que nada tenían que desmerecer a las de Madrid, como la de Santo Tomé del Puerto, a 1.285 metros sobre el nivel del mar, o la de Riaza, que fue una de las más importantes. Pero eso es otra historia.
El Translozoya
En el 2014 hubo un intento de aprovechar la línea 102 con un tren turístico que debía enlazar la estación de Chamartín con la Sierra Norte de Madrid, para ello se rescató y acondicionó un TER, Tren Español Rápido, más conocido como 'el pitufo' por su característico color azul. Y surgió el ‘Translozoya’, semejante al ‘tren de la fresa’ que circula entre Aranjuez y Madrid.
Nunca se hizo realidad y el ‘Translozoya’ acabó aparcado en la estación de Delicias, en el Museo del Ferrocarril.