El muro histórico de la Casa de Campo, vandalizado tras su rehabilitación
El Ayuntamiento ha reconstruido algunos tramos del cerramiento del siglo XVIII
Las placas que advierten de que se trata de un Bien de Interés Cultural no evitan las agresiones
P.O.
El muro de la Casa de Campo es casi tan importante como el monte que contiene. Este cerramiento del siglo XVIII está también protegido como Bien de Interés Cultural (BIC), pero no exento de la vandalización o del adosado de elementos ajenos a lo largo de sus 16 kilómetros.
En la zona conocida como 'El Renegado', a espaldas de la A5, se acometió la reconstrucción y rehabilitación de más de 600 metros de esta tapia histórica, entre las calles Doctor Blanco Nájera y Villamanín.
Unos trabajos que en algunos tramos han recuperado el muro existente y en otros ha habido que hacerlo completamente nuevo, pero respetando la estética y la técnica empleada en tiempos de Carlos III.
Se ha usado el tradicional “aparejo toledano” que intercala hiladas de ladrillo de tejar con fajas de piedra de sílex, unidos con mortero de cal. Los ladrillos se fabricaron con una composición de las arcillas según los modelos de piezas consideradas históricas que se han conservado hasta la actualidad, elaboradas en horno tradicional.
En el proyecto de rehabilitación se preveía la imprimación de una película antigrafitis, pero no ha sido suficiente. Entre la calle de la Perdiz y Villamanín los 'grafiteros' han convertido este monumento histórico en objeto de sus pintadas.
Los vecinos y paseantes de esta parte de la Casa de Campo lamentan el aspecto del muro, "ensuciado" de nuevo y con pocas partes que se han salvado de la vandalización.
Algunos habitantes piden más vigilancia para la zona mientras otros reconocen que es casi imposible tener controlado medio kilómetro de muro. Y más en una zona en la que entrada la noche se aventuran pocas personas, a pesar de estar pegado a bloques de viviendas.