Los taxistas de Madrid buscan protección más allá de la mampara. Hemos pasado la noche con ellos y reconocen que, aunque sufren menos robos, siguen teniendo miedo. Son mayoría los que se pertrechan con barras de hierro para hacer frente a imprevistos. También está extendido el uso de sprays antiagresores.
Su trabajo es uno de los más expuestos y peligrosos y de madrugada aun más arriesgado.
Alrededor de 300 euros invierten los taxistas madrileños para blindar sus coches e instalar, por ejemplo, un sistema de seguridad, localización y seguimiento que haga seguro su lugar de trabajo.
Otros buscan alternativas más económicas y, en algunos casos, exceden la legalidad, aunque dicen utilizarlos en casos muy extremos. Se trata de barras de hierro, sprays antiagresores, porras extensibles, etc.
Y todo para hacer frente a situaciones en las que a veces llegan a jugarse la vida. "No es cuestión de que que vayas a ser una persona agresiva, es simplemente que, en un caso extremo, poderte defender", asegura un profesional del volante.
Otro asegura que prefiere no llevar nada y evitar la tentación en un trabajo lleno de tensión y a veces complicado.
En general dicen estar satisfechos y aseguran que Madrid es, en general una ciudad muy tranquila y de buena gente, aunque por si acaso, no se deben olvidar nunca las precauciones.