La muerte de un niño alérgico en una granja escuela de Villanueva de Perales (Madrid) fue accidental y en principio, por los datos recabados hasta ahora, los monitores del pequeño no incurrieron en una negligencia, aunque aún faltan testimonios por recabar y el resultado de la autopsia.
Según han informado fuentes de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid, las primeras pesquisas indican que los protocolos se siguieron, ya que se avisó a la familia del menor cuando se encontró enfermo, se le administró la medicación correspondiente cuando empeoró y se le trasladó a un centro médico.
Por tanto, los investigadores creen que se trató de una muerte accidental y que no hubo negligencia, a falta de que se recaben más testimonios y se conozca el informe completo de la autopsia, que incluirá los análisis gástricos que determinarán qué comió el menor, que no son inmediatos.
La autopsia también determinará si el menor sufrió un shock anafiláctico como consecuencia únicamente de la ingesta de un yogur de soja que podría tener trazas de leche, a la que es alérgico, o si el fallecimiento se debió a una suma de factores, ya que tenía problemas de asma desde el lunes y estaba en un lugar con animales, que desencadenan reacciones alérgicas en algunas personas.
No hay constancia por el momento de que el menor comiese yogur de otro compañero no alérgico y que por lo tanto sí contenía lácteos, según la Comandancia.
Los investigadores, que recogieron muestras en la granja escuela en las horas posteriores al suceso, tomaron ayer declaración a los monitores de la granja escuela y hoy continúan recabando testimonios del resto de trabajadores del recinto.
A los padres del menor se les tomará declaración cuando estén en condiciones de hacerlo.
Hoy a mediodía el cadáver del niño ha sido incinerado en el cementerio de La Almudena, tras ser velado en el tanatorio de la M-30 desde ayer a primera hora de la tarde, cuando finalizó la autopsia y el juez autorizó la entrega del cuerpo a la familia.