Casi 600 personas pasan pruebas rápidas de VIH sin necesidad de identificarse
El servicio de pruebas rápidas de VIH que la Comunidad de Madrid puso en marcha la pasada primavera ya ha atendido a 582 personas, muchas de las cuales han acudido de forma anónima y sin necesidad de tarjeta sanitaria. Además, han contado con el apoyo de mediadores interculturales formados por la Comunidad de Madrid, según ha explicado la viceconsejera de Asistencia Sanitaria, Patricia Flores, que ha visitado hoy el Centro de Salud de Lavapiés, uno de los cinco de Madrid donde se hace es prueba.
Se trata, según ha subrayado Flores, "de un servicio pionero en España", que se enmarca en la política regional de "no bajar la guardia ante el SIDA".
Tras solicitar cita previa con uno de los mediadores bilingües, que asesoran en castellano y en otros ocho idiomas, la persona es sometida a la prueba, consistente en un simple pinchazo en un dedo y que Flores ha calificado de "rápida, indolora y sencilla".
Pasados 30 minutos, si la sangre reacciona con un compuesto químico, se sabe, con más del noventa por ciento de probabilidad, si la persona ha generado anticuerpos, lo que significa que es portadora del virus, aunque el resultado final se confirma mediante análisis de laboratorio.
Según la viceconsejera, "si se detecta precozmente la infección, es posible iniciar un tratamiento temprano y evitar desarrollar el SIDA", algo que "la mayoría de la población desconoce".
De las 582 personas que se hicieron esta prueba a diez se les ha detectado que son portadoras del virus.
Con este servicio la Comunidad trata de reducir el diagnóstico tardío del VIH, que alcanzó el 53% de los casos en 2009, año en el que se registraron 227 contagios.
Para llegar a los colectivos más vulnerables, sobre todo inmigrantes y homosexuales, la Comunidad ha editado folletos y tarjetas en varios idiomas que se distribuyen en centros sociosanitarios e incluso en locales de encuentro de estos colectivos.
El 78% de los nuevos casos diagnosticados en 2009 corresponden a hombres, de los que un 68% se contagió por prácticas sexuales sin protección (52% homosexuales y 16% heterosexuales), y el 33% por uso de drogas inyectadas.
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