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Protesta de un grupo de vecinos de, un barrio nuevo de Móstoles, el PAU 4 Y prtotestan porque no quieren unos contenedores de compostaje al lado de sus casas y de un parque infantil. Temen malos olores e insectos, sobre todo de cara al verano.

La protesta tiene su origen en la medida del Ayuntamiento de Móstoles, que a través de la Concejalía de Medio Ambiente, Parques y Jardines y Limpieza Viaria ha anunciado recientemente la puesta en marcha de la segunda fase del proyecto "Móstoles Composta", una iniciativa de reducción de residuos orgánicos que, en el mes de abril, se aplicará a nivel comunitario en viviendas del municipio.

El proyecto, que se inició en 2017, cuenta ya con el apoyo de la comunidad educativa tras su implementación en catorce centros escolares, y tiene un fuerte componente formativo y de concienciación, no solo porque permite la reducción y transformación de los restos orgánicos en compost - abono - de alta calidad, sino también por sus beneficios ambientales, sociales y económicos.

"Queremos cambiar la política actual de gestión de los residuos domésticos de nuestra ciudad con la participación e implicación directa de los vecinos, y liderar el cambio que desde Europa nos vienen exigiendo", afirma Miguel Ángel Ortega, Concejal de Medio Ambiente. "Estoy seguro de que con la colaboración de todos, alcanzaremos los objetivos de reutilización y reciclado marcados para 2020, que fijan una cantidad mínima en los residuos domésticos y comerciales del 50%", comenta.

Los vecinos protestan porque esta segunda fase del proyecto de compostaje contará con la ayuda y colaboración de la Asociación Economías Biorregionales, y se iniciará en el barrio del PAU-4 de Móstoles, concretamente en la esquina de la c/ Rigel con la c/ Perseo. Se trata de una instalación modular de seis cajones de plástico reciclado para compostaje que ocuparán una extensión de seis m2 y estará rodeada de una pequeña valla perimetral junto con un cartel explicativo.