El 'viaje de agua' del siglo XVII, que se descubrió el pasado 7 de agosto durante unas obras de renovación de la red del Canal de Isabel II en la calle Fuencarral, quedará bajo el asfalto, tras ser estudiado y protegido para garantizar su conservación.
En declaraciones a Efe, la directora general de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, Paloma Sobrini, precisa que se trata de la conducción de agua Fuente Castellana.
La ciudad Madrid está atravesada por innumerables 'viajes de agua', protegidos por la Ley de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, que abastecían de agua a la ciudad hasta el siglo XIX e, incluso, alguno ha funcionado todavía en el siglo XX.
Los principales fueron los de Amaniel, Fuente Castellana y Abroñigal Alto y Bajo.
Actualmente, los trazados de muchos de ellos pasan por zonas edificadas, debajo de viviendas o viales. "Se sabe por dónde va el trazado, pero no se conoce en qué estado se encuentran porque no se ha podido acceder a estas canalizaciones", explica Sobrini.
La directora general de Patrimonio destaca la importancia de estudiar, datar, documentar y proteger el 'viaje de agua' encontrado en la esquina de la calles Fuencarral y San Mateo, que está "en unas condiciones bastante buenas de conservación".
"Evidentemente no podemos ir cortando todas las calles de Madrid donde aparecen este tipo de conducciones, pero sí se puede documentar y dejar un registro, de manera que los científicos y arqueólogos puedan entrar para seguir estudiándolo", subraya Sobrini.
"Es un mundo muy interesante. Tenemos una historia muy rica en el subsuelo de Madrid", resalta.
Para garantizar su conservación, el 'viaje de agua' se cubrirá con un 'geotextil', que es una especie de lámina protectora, luego se recubrirá de arena -para que en el momento que corresponda se pueda quitar con facilidad- y después se recuperará el tránsito en la calle Fuencarral.
Cada vez que se pide una licencia de intervención en el conjunto histórico de la ciudad, la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid obliga a que se haga con un control arqueológico permanente para no dañar los elementos que se puedan encontrar porque hay zonas en las que casi seguro va a aparecer algo.
Los arqueólogos contratados para el seguimiento de las obras hacen un estudio exhaustivo de las características, los materiales y las posibles ramificaciones, de manera que "poco a poco" se genera una documentación detallada "de todo lo que hay debajo de nuestra ciudad", destaca la directora general de Patrimonio.
Una vez que descubierta la conducción el 7 de agosto, se paralizaron los trabajos del Canal de Isabel II y un arqueólogo de Patrimonio comprobó que se trataba de un 'viaje de agua'.
Con posterioridad, el Canal de Isabel II contrató a un arqueólogo conocedor de la materia, que pasó el comunicado de hallazgos, y la Dirección General de Patrimonio aprobó la solución para protegerlo porque "había que hacer todo esto rápidamente para causar la menor molestia posible a los ciudadanos en una arteria como la calle Fuencarral", asevera.
Sobrini, que ayer visitó la zona, indica que ya está firmada la autorización para la protección y ya estaban comenzando los trabajos para cubrirlo con el objetivo de que "la vida pueda seguir por encima, con ese registro para señalarlo y facilitar el acceso a técnicos competentes en la materia".
"Con las nuevas tecnologías, es posible que se encuentren otros modos de poder enseñar estas conducciones a los ciudadanos", apunta.