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El Congreso ha arrancado este miércoles los trabajos para reformar su Reglamento, que data de 1982, y los distintos grupos parlamentarios han mostrado buenas intenciones y han prometido que no habrá líneas rojas. El presidente de la Cámara, Jesús Posada, ha agradecido esa buena disposición y les ha vuelto a citar el próximo 17 de marzo para avanzar en los trabajos y estructurar los debates.

Este nuevo intento de reformar las normas de la Cámara tiene su origen en una moción que Izquierda Plural (IU-ICV-CHA) sacó adelante en otoño de 2012 y se reiteró en una de las propuestas de resolución del Debate sobre el estado de la Nación de hace un año, aunque hasta ahora no acababa de concretarse.

Este miércoles, en las casi dos horas de reunión, la Comisión de Reglamento no ha entrado en las propuestas concretas que algunos grupos parlamentarios ya habían avanzado, pero al menos ya se han empezado a definir los bloques de la reforma que se pretende.

Entre esos ejes figura el estatuto del diputado y la relación del diputado con su grupo, la modificación del procedimiento legislativo, la actualización de reglas que llevan años inamovibles, y la revisión de los procedimientos del control al Gobierno.

La reforma, si fructifica, se enfoca para la próxima legislatura, aunque queda abierta la posibilidad de que algunos puntos, si tienen suficiente consenso, se puedan ir aplicando antes.

Al término de la reunión, Posada ha dicho salir "muy satisfecho" porque considera que todas las fuerzas parlamentarias han mostrado un deseo "grande" de trabajar y "buena" disposición para lograr acuerdos que mejoren la vida parlamentaria.

EL 17 DE MARZO, NUEVA CITA

Por ello, les ha emplazado a una nueva reunión el próximo 17 de marzo a las cinco de la tarde, en la que ya espera que se pueda establecer un calendario de los temas que se necesitan discutir "a fondo". Tras recordar que existen precedentes en los que se ha trabajado "muy intensamente" sin que se haya conseguido cambiar el Reglamento, Posada ha expresado su optimismo en que esta vez sí sea posible acometer esa reforma.

"Veo que todos los grupos comparten esa necesidad y hay una coincidencia bastante grande en la dirección que se debe seguir", ha dicho. En concreto, el presidente del Congreso ha puesto de relieve "el enorme interés" que el PP ha demostrado en todas las ideas que ha planteado la oposición y su "deseo" de trabajar "intensamente" en el futuro.

De hecho, el portavoz del Grupo Popular, Ignacio Astarloa, ha admitido que la reforma del Reglamento es "una necesidad" porque hay que modernizar la institución y acercarla a los problemas de la gente. Su impresión es "muy positiva" porque cree que hay coincidencia en mejorar las normas parlamentarias y adaptarlas al siglo XXI.

Según ha explicado, todos los grupos son conscientes de que esta reforma es "muy complicada", pues por algo no se ha revisado en 32 años, pero ha garantizado que la discusión se plantea sin líneas rojas, aunque luego se podrá o no estar de acuerdo en las propuestas que se pongan sobre la mesa.

Desde el PSOE, el diputado Pablo Martín Peré también ha reconocido salir de la reunión con una sensación "buena" porque todos los intervinientes son conscientes de que éste es "uno de los últimos trenes" que se pueden coger para que el Congreso recupere "la credibilidad y el respeto" de los ciudadanos. Eso pasa, según ha recalcado, por el propio comportamiento de cada uno de los parlamentarios pero también y sobre todo por el modo en que se organiza el Congreso, que es lo que ahora se pretende cambiar con esta reforma del Reglamento.

DEPENDE DEL PP

De su parte, el portavoz de la Izquierda Plural (IU-ICV-CHA), José Luis Centella, ha asegurado que su grupo trabajará por un Parlamento sin "vallas", abierto a la ciudadanía y a la transparencia, un objetivo "posible", a su juicio, que va a depender de la voluntad del PP como partido mayoritario.

"Creemos que es hoy se inicia un camino que puede terminar con la posibilidad de que el control parlamentario del Gobierno no sea un formulismo, sino una realidad, y que la gente que sufre la crisis vea que este Parlamento es algo más que una mera escenificación", ha manifestado.

La portavoz de UPyD, Rosa Díez, ha celebrado que los grupos hayan coincidido en la conveniencia de que el futuro Reglamento facilite la tarea de control al Gobierno, que sea una institución "transparente" y "cercana" a los ciudadanos y que fomente la participación popular, es decir, que se adapte a las siglo XXI.

Según ha apuntado, todos son conscientes de las dificultades que supone esta reforma, pero todos a la vez también ven la necesidad de mejorar las normas que rigen el funcionamiento del Congreso y hacerlo "sin condiciones sine qua non y sin vetos". Hay que hacer un Reglamento en un año que sirva para 20", ha concluido.

TODO PUEDE DESCARRILAR EN CUALQUIER MOMENTO

Por su parte, Aitor Esteban, portavoz del PNV, se ha felicitado por la "buena voluntad" mostrada por todos los grupos pero ha avisado de que, como la reforma del Reglamento del Congreso es algo complicado, "puede descarrilar en cualquier momento porque los intereses de los grupos no son los mismos". También ha querido dejar claro que no basta con un acuerdo entre PP y PSOE, sino que se exige un consenso mucho más amplio.

En ese contexto, y como era previsible, CiU y ERC han aprovechado la cita de este miércoles para poner encima de la mesa una de sus 'viejas' reivindicaciones, compartida por el PNV, como es el uso de las lenguas cooficiales en el Congreso, pese a ser conscientes que en el pasado este asunto ha sido el que ha frustrado otras reformas del Reglamento.

La diputada de CiU Montserrat Surroca ha señalado que de nuevo los nacionalistas catalanes han puesto encima de la mesa uno de los temas que considera más importantes, como el de la utilización de las lenguas distintas del castellano, y que así lo continuarán demandando en próximas reuniones, junto a otros temas que también ven prioritarios abordar.

"No venimos con ingenuidad. Sabemos lo sucedido en el pasado, pero pondremos todo el empeño para que esta vez (esta reivindicación) sea posible", ha dicho.

De su parte, en nombre de Esquerra, Joan Tardá considera "una buena noticia" -"si no nos engañan"- que no vaya a haber "líneas rojas" en el debate para la reforma del Reglamento, porque eso significa que PP y PSOE están de acuerdo en "avanzar" el control parlamentario al Gobierno, en la transparencia y en reconocer "de una vez por todas" los derechos lingüísticos.

En concreto, se ha dirigido al PSOE, de quien ha dicho que si ahora es "tan federalista", debería apoyar el reconocimiento del uso de la lengua catalana en el Congreso porque, de lo contrario, quedarán "retratados" y demostrarán que no quieren un Parlamento ni funcional ni transparente.