Don Felipe deberá gestionar una segunda transición cuyo principal objetivo es la estabilidad institucional. Se enfrenta a un periodo de fuerte crisis económica, por ello deberá seguir siendo embajador de España tanto en el extranjero como dentro del país.
Servir a una España que define como una nación "unida y diversa" es el empeño manifestado por quien en pocos días será proclamado Rey Felipe VI. Ante sí tiene un reinado muy diferente al de Juan Carlos I, que llegó al trono en 1975 tras cuarenta años de dictadura y lo deja con una democracia asentada.
En la España que hereda Felipe VI aún persiste, sin embargo, la necesidad de cerrar un modelo de convivencia que no ha cumplido con las expectativas de todos y que hoy se ve más debilitado por el desafío de los nacionalismos.
Una debilidad que ha tocado también a las principales instituciones del Estado, y entre ellas a la propia Monarquía, para cuya imagen será muy importante el papel que desempeñe el nuevo Rey; el "más preparado" para ello, según quienes le conocen y muchos dirigentes políticos que ven en él una garantía de estabilidad.
Además de la necesaria "regeneración democrática" tras un periodo en el que los casos de corrupción han fomentado el desencanto de los españoles, como se ha visto en los últimos comicios europeos, la España de 2014 debe dar el último salto hacia una recuperación económica que aún no ha notado el bolsillo de los ciudadanos.
Estos son los principales retos del país al que desde el próximo día 19 tendrá que servir Felipe VI:
EL ÓRDAGO SOBERANISTA
"Me permitirán que les reitere mi empeño y convicción de dedicar todas mis fuerzas, con ilusión, a la apasionante tarea de seguir sirviendo a los españoles, a nuestra querida España; una nación, una comunidad social y política unida y diversa que hunde sus raíces en una Historia milenaria".
Esas fueron las primeras palabras públicas del Príncipe de Asturias tras la abdicación de su padre, durante la entrega de los premios Príncipe de Viana en Navarra.
Y realmente es uno de los desafíos mas importantes: el órdago soberanista lanzado por el presidente de la Generalitat, Artur Mas, al anunciar para el próximo 9 de noviembre una consulta sobre la independencia.
Mas, que por "respeto institucional" asistirá a la ceremonia de proclamación de Felipe VI, ha advertido que, si bien "habrá un cambio de rey en España, el proceso político catalán" seguirá adelante.
En ese contexto, muchos representantes de los partidos mayoritarios señalan al Príncipe de Asturias como garante de la estabilidad y respeto a la Constitución, esa Carta Magna en la que -según reitera el Gobierno- no cabe la celebración de una consulta que sería ilegal.
LA CRISIS POLÍTICA E INSTITUCIONAL
Felipe VI no se encontrará un país que intenta caminar hacia la democracia, como su padre, pero sí llega en un momento en el que la desafección de los ciudadanos hacia las instituciones ha tocado su cota máxima, como reflejan todas las encuestas.
Mucho han tenido que ver los casos de corrupción, como el de Bárcenas o los ERE de Andalucía, que han salpicado a partidos políticos y altas instituciones del Estado.
De la perdida de popularidad no se ha podido escapar la Monarquía. Después de años siendo la institución más valorada por los españoles, en el último sondeo del CIS sólo alcanza una nota de 3,72 y todavía debe afrontar el desenlace judicial del caso Nóos que, además de a Iñaki Urdangarín, ha llevado al juzgado a la infanta Cristina, hermana del futuro Rey.
La coyuntura política también atraviesa momentos de cambio, en los que, si se tienen en cuenta los resultados de las últimas elecciones europeas, el bipartidismo ha sido seriamente castigado por los ciudadanos.
En la última cita con las urnas, PP y PSOE no han sido capaces de sumar el 50 por ciento de los votos mientras nuevas fuerzas políticas, como Podemos, han irrumpido con fuerza en un escenario en el que, junto a IU y otros partidos de izquierda, abogan por cambiar el modelo y dar la oportunidad a los ciudadanos de pronunciarse en referéndum sobre la Jefatura de Estado.
LA CRISIS ECONÓMICA
El paro y la situación económica siguen siendo en 2014 los principales problemas que señalan los españoles en las encuestas del CIS, aunque la mayor dificultad ahora es que los ciudadanos no acaban de ver la luz al final del túnel que vaticinan las últimas cifras macroeconómicas conocidas.
Con un paro del 25,9 por ciento -según la última EPA-, que golpea especialmente a los más jóvenes, el gran desafío es dar el impulso definitivo a la recuperación para conseguir volver a crear empleo.
El desempleo juvenil ha sido uno de los asuntos por los que el Rey Juan Carlos ha mostrado una mayor preocupación -le quita el sueño, según admitió hace unas semanas en Barcelona-, y sin duda, por su apoyo reiterado a los jóvenes talentos, preocupará también al futuro Felipe VI, de quien se presupone una mayor sintonía con la generación que será protagonista en la España del siglo XXI.